10. Me encanta que los planes salgan bien

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Al llegar a la enfermería se encontró con que ya tenía ocupantes. Los cuatro merodeadores estaban cada uno en una camilla sepultados en vendas y la observaron cuando abrió la puerta.

- Qué bien... -murmuró la joven con disgusto.

- ¡Hombre Bennet!- exclamó James sonriente- ¿Te enteraste de nuestra desgracia y viniste a preocuparte por nosotros? ¿Ha venido también Evans?

El chico estiró el cuello y miró a ambos lados de Elizabeth emocionado.

- ¿Acaso eres ciego James? Mírale la mano...- gruñó Sirius, que no parecía muy contento de ver a la castaña.

- Vaya Lizzie, eso tiene mal aspecto.- dijo Remus con voz preocupada acercándose a su amiga.

- Con la sangre parece peor de lo que es.- afirmó ella.

- ¡Qué es todo este alboroto!- exclamó la señora Pomfrey entrando en la habitación como una exhalación- Los enfermos tienen que descansar.

Sus ojos pasaron inmediatamente de la cara a la mano de Elizabeth.

- ¡Pero niña! ¿Cómo te hiciste eso?- exclamó acercándose a ella y tomando su mano.

- Rompí la ventana de un puñetazo.- explicó la Gryffindor sin ganas de inventarse una excusa.

- ¡Pues entonces te está bien empleado!- rezongó la enfermera- Ven aquí a ver qué puedo hacer para arreglarlo.

En unos segundos la mano de Elizabeth estuvo como nueva. Quiso marcharse a su dormitorio, pero la señora Pomfrey se lo impidió.

- Te quedarás esta noche aquí, no vaya a ser que te dé por romper más cosas a puñetazos de camino a tu habitación.

A Elizabeth la idea de pasar la noche en la enfermería con los merodeadores disfrazados de momia le hacía muy poca gracia, pero la enfermera había sido tajante y no estaba de humor para entrar en discusiones. Cuando salió por la puerta, James empezó a acribillarle a preguntas.

- ¡Caray Bennet! ¿Qué te hizo la pobre ventana para que la golpeases de esa manera?

- Ojalá le hubiese dado con la cabeza, así ahora estaría inconsciente y no tendría que aguantar tus tonterías.

- Relaja el tono Bennet.- le advirtió Sirius - Sólo está tratando de ser amable.

Elizabeth abrió la boca para replicar, pero finalmente se lo pensó mejor, sacudió la cabeza y se metió en una de las camas de la enfermería cerrando el dosel y echándole un encantamiento silenciador.

- ¿Qué creéis que le pueda haber pasado?- preguntó James mirando a sus amigos.

- ¿A ella? Nada, es así de desagradable por naturaleza.- contestó Sirius- Si quieres preocuparte por algo hazlo por la ventana.

- Es desagradable contigo porque eres un cretino Black.- atajó Lupin mirando a su amigo con el ceño fruncido.

- Deberías poner en orden tus lealtades Lunático, aunque siendo su amigo- dijo Sirius señalando con la cabeza a la cama que escondía a Elizabeth tras el dosel- no me extraña que estés un poco perdido en ese aspecto.

El encantamiento silenciador que había aplicado la chica sólo funcionaba de dentro de la cama hacia afuera, pues no quería que ellos le oyesen llorar, pero las voces de los tres chicos le llegaron altas y claras y la última frase de Sirius terminó por hacerle perder la paciencia. Abrió el dosel con ímpetu y saltó de la cama con los ojos anegados de lágrimas.

- ¡No tienes ni puta idea de lo que me pasa!- vociferó mirando con furia a Black- ¡No sabes por lo que está pasando mi familia desde que mi madre se junta con vete tú a saber qué gentuza!

Orgullo y prejuicio de los merodeadores (Sirius Black)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora