La promesa vital

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Actualmente han pasado dos semanas desde el supuesto encuentro con Slenderman. A estas alturas no me quedaba más que pensar que todo fue producto de mi imaginación por el acontecimiento traumático. No le conté lo sucedido a nadie, siquiera a Jorge, mi mejor amigo. Todo lo ocurrido es un tema bastante delicado y complejo que no se puede tratar con cualquier persona... De hecho con nadie. La noticia del cuerpo del hombre nunca llegó a los medios de comunicación, no me explico el por qué; ¿Slenderman tendrá algo que ver con ello? Quién sabrá. Yazmin no tardó mucho en depender de mi por el trauma, se niega a ir a un psicólogo e incluso el contar lo sucedido a su tía, de todas formas no puedo obligarla a decirle. Al transcurrir estas dos semanas comencé a sopesar como sería una relación con ella y bueno, hace dos días somos novios.

Llegó la hora de educación física, el profesor nos indicó el ejercicio a ejecutar: diez vueltas a las cuatro canchas. Me coloqué audifonos y puse play a la música mientras trotaba a un lado de Jorge.

Cuando termine de dar las vueltas a las canchas me dio un mu fuerte dolor cabeza, a los pocos segundos se me nubló la vista. Me senté en una banca a descansar un poco creyendo que así sonaría el dolor, pero me equivoqué. El dolor cada vez era mas fuerte e insoportable, no aguanté más así que fui al baño, me moje la cabeza y tomé bastante agua. Mientras el dolor cesaba y disfrutaba lo refrescante que se sentía el agua fría, alguien me tocó el hombro, obviamente me giré en respuesta al estimulo. Me llevé uns gran sorpresa al ver que Slenderman fue quién tocó mi hombro. Él me puso contra la pared apretando mi cuello mientras decía:

-¿Que sucede Ivens? ¿Por que no has hecho nada de lo que prometimos? ¿Acaso quieres morir? No me obligues a dañarte. Sé que eres capaz de demostrar todo el potencial que llevas dentro, no me defraudes- él lo decía con una voz de psicópata bastante escalofriante.

Slenderman soltó un poco mi cuello para poder hablar, pero me sujeto brazos y piernas para que no escapara, además no me dejaba gritar ya que tenía un tentaculo muy cerca de mi ojo amenazando el ser clavado en él.

Por el miedo y nervios que sentía dije con una voz baja y temblorosa.-No sé a que te refieres con que te demuestre mi potencial, no soy capaz de muchas cosas. Lo que viste hace dos semanas lo hizo solo porque había una vida en juego que luego pasó a ser tres vidas en juego y una terminó en tragedia.-

-Ya veo, solo puedes desenvolverte en situaciones de vida o muerte donde una o mas vidas estén en juego y tú puedas interferir de manera positiva salvando alguna de aquellas vidas si es que no puedes salvarlas todas. Mhm... Esta es la cuestión: Asesinas a alguien o bien yo seré quien acabe con tu vida de la manera más dolorosa que jamás puedas imaginar- Su voz sonaba tan relajada a pesar de lo que decía. Esa tranquilidad tan sublime que logró concretar en su voz, me dio una serenidad tan anhelada que fui capaz de acceder al trato.

-Lo haré, pero necesito tiempo, no puedo asesinar así sin más... Por favor dame tiempo y estarás bastante satisfecho. Lo prometo.- Esta vez con más seguridad fui capaz de hablar, pero cuando llegaba al fin de mi discurso, comencé a sentir miedo una vez más.

-¿Tiempo? Así que estás seguro de que eres capaz de que mi deseo se satisfaga solo con un poco de tiempo... Te doy un mes como máximo- Slenderman estuvo dispuesto a negociar conmigo, pero tan solo un mes no sé si llegase a ser suficiente.-Mas te vale que lo hagas, solo tienes que matar a una persona, no es tan dificil- 

Slenderman me lanzó al suelo y se desvanecio.

Me senté en el suelo a llorar por el infierno que estaba empezando a vivir. Nunca creí que tendría que matar gente como pan de cada día para poder seguir viviendo. Mientras lloraba Jorge entró al baño y me vio llorando. Él se acercó a mi y me preguntó que me sucedía, por obvios motivos no pude explicarle asi que me excuse con que la muerte de mis padres aún me atormentaba.

-Jorge, ¿Que puedo hacer para distraer mi mente de algo que me atormenta y no me permite seguir adelante?- Pregunté entre sollozos mientras él se hallaba en cuclillas a mi lado.

-En mi más sincera opinión deberías practicar algún deporte o hacer ejercicio y desquitarte en ello.- Me brindó su mejor consejo y acto seguido me abrazó consolandome.

Mientras Jorge me brindaba su hombro pensé seriamente en hscer ejercicio con tal de mejorar todas mis destrezas y lograr cumplir la misión que Slenderman me había encomendado; aunque también debo deshacerme de mi mente... Debo encontrar formas de ir perdiendo mi humanidad.

Tras una gran gama de ejercicios me sentía bastante preparado para lo que viniera. Empecé por lo típico: Sentadillas, flexiones, abdominales y planchas; para preparar mi físico. Para preparar mi mente no encontré ningún metodo que no me llevara a la locura, y bien sé  que debo estar totalmente cuerdo para esto.

Faltaban tres días para que se completara el mes. No sabía que hacer con el corto tiempo que me quedaba, muchas cosas podrían ocurrir, sin embargo el peligro no viene a mi... Creo que... Debo salir a buscarlo. Tomé una decisión un tanto arriesgada; fui a la zona más peligrosa de Santiago, Colina. En Colina se encuentran las dos cárceles penitenciarias más grandes de Santiago, aquí hay trafico de drogas, prostitución secreta, guerra de pandillas, etc. es bastante abundante el peligro en este lugar.

Estuve caminando durante media hora por el lugar sin tener suerte. Ya eran pasadas las cero horas. Decidí sentarme en la cuneta de la calle a descansar un rato las piernas. No pasaron ni dos minutos y dos sujetos de aproximadamente mi edad se sentaron a cada lado mio. Me pidieron dinero para comprar unos gramos de coca, obviamente les dije que no tenía nada de plata asi que me levanté para ir a otro lado. Los dos se pararon, el de mi izquierda se paró frente a mi para que no me fuera y el otro detrás de mi. Me quedé parado, algo nerviodo, mirando al que estaba frente a mi.

El sujeto frente a mi me dice:<<Oye, la idea no era ser tan mala onda contigo, pero lo tú te lo buscaste a decir verdad. Oye Brayan ya sabes que hacer.>>

Brayan se acercó y sacó de su bolsillo un cuchillo, antes de que estuviera atento me giré, le quité el cuchillo y sobre la misma se lo clavé en el cuello. Una vez retiré el cuchillo del cuello salió mucha sangre disparada, él otro sujeto quedó impactado y salió corriendo. Lo dejé huir, después de todo solo necesitaba matar a uno.

No pasó mucho tiempo en el que apareció Slenderman, me felicito enormemente por mi logro. A pesar de que lo hice muy rápido, empecé a temblar y sentía muchas ganas de vomitar. Slenderman se dio cuenta de mi situación, rápidamente me tomó con sus tentáculos y nis teletransporto a las afueras de la ciudad. A un lado de la carretera vomité.

-Veo que cada vez estás quebrando tu mente... Me gusta, te dejaré en tu casa y tómate un descanso-

Llegué a mi casa con la ayuda de Slenderman, no podía dormir ya que el asesinato cometido con mis propias manos me atormentaba. Para intentar superar el sentimiento me puse a pensar en que el sujeto no era nada más que un ladron drogadicto posiblemente asesino... Lo que hice estuvo bien...

Al día siguiente en las noticias matutinas salió a la luz mi asesinato, pero no se le dio importancia porque se creía que solo fue una riña entre pandillas.

Puedo estar más tranquilo y solo debo abedecer lo que Slenderman me pida que haga.

En mi mente llegué a escuchar su voz -Ya que estamos en un nuevo grado de confianza, llamame James-.

El discipulo de SlendermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora