La sed de la matanza

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Han pasado 2 meses y no hay señales de James, tan solo se dignó a aparecer para darme unas terribles felicitaciones. Mejor voy a la casa de Yazmín a pasar el día. Por suerte esta sola en casa, buenas noticias para el romance.

-Hola amor, ¿Cómo está?- Pregunté con una gran sonrisa al momento que abrió la puerta.

-Estoy bien, algo cansada, estuve limpiando la casa mientras mis padres andan fuera- Tenía una mirada cansada.

-Ya no hay por qué preocuparse, he venido a consentirte para que te puedas relajar- Inmediatamente después de terminar la frase la abracé y le di un tierno beso en los labios. Ella se alegró.

Nos tumbamos en el sillón a ver tv, ella colocó su cabeza en mi regazo para que la pudiera mimar. Sin previo aviso me dió un fuerte dolor de cabeza, me tiré al piso con mis manos puestas en mis sienes.

-¿Qué ocurre?- Yazmín estaba realmente asustada e impactada.

-No tengo la menor idea, pero duele mucho- Dije gritando. Poco a poco comencé a escuchar una voz en mi cabeza. Me costaba mucho entenderla. Logré escuchar "Esconder... chica... rápido". Le dije a Yazmín que fuera a su pieza rápido y no saliera de allí hasta que yo subiera, ya que tenía un mal presentimiento. Ella solo obedeció preocupada. Me seguía retorciendo de dolor en el piso.

Comenzó a sonar la puerta de la entrada como si la estuvieran intentando abrir por fuerza, fue un gran estruendo. El dolor se disipó de la nada y entendí de inmediato lo que sucedía, conté hasta tres y la puerta cayó al piso. Entraron 3 hombres armados con pasamontañas, no entendía que hacían aquí, no parecía un simple intento de robo a una casa. Intenté escabullirme hasta la cocina para conseguir un cuchillo, pero se me hizo imposible. Vi que uno de los hombres iba al patio trasero, uno subía y el otro se dirigía hacia la cocina dándome la espalda. Cuando los primeros dos salieron de mi vista me acerqué sigilosamente al tercer sujeto, tome su cabeza desde la barbilla y le quebré el cuello en el acto. Tomé la pistola con silenciador que traía y fui en busca del que estaba atrás. Antes que pudiera acercarme hacía la puerta del patio de atrás escuché a Yazmín gritar, el segundo hombre vuelve corriendo a la sala, esperé tras el sillón y cuando comenzó a subir la escalera le disparé en la pierna, cae al piso, corrí hacía él y cuando se giró fue demasiado tarde siendo lo último que vió, a mi apuntando en su cara, apretando el gatillo en el acto. Subí rápidamente para ver a Yazmín y pude ver como el último sujeto vivo intentaba quitarle la ropa, como me estaba dando la espalda le pegué con la culata de la pistola en la cabeza cayendo al suelo, algo aturdido logra voltearse solo para verme dispararle en los testículos. Su grito de dolor puedo apostar que ha sido lo más satisfactorio que he oído últimamente. Dejé que muriera desangrado y procedí a abrazar a Yazmín para que se tranquilizara.

Yazmín entre jadeos dice, -¿Que haremos ahora con los cadáveres?-

-Necesito que te vayas a la casa de una amiga tuya y que esperes allí hasta mañana, yo me encargaré de esto.- Dije con seguridad, pero con algo de ansiedad.

-Está bien...- Asintió dudosa.

Tan pronto como Yazmín se fue apareció James a mi lado riendo de la situación.

-Creo que si no hubieras entendido lo que te intentaba decir, habrían acabado ambos muertos- Comentó James con soberbia.

-Detesto admitirlo, pero te debo una- Dije con algo de tranquilidad al saber que realmente está de mi lado... de momento.

-Veo que las habilidades sobrehumanas te causan cierto malestar- Comentó soberbio como siempre.

-Para ti es fácil decirlo, ya estás acostumbrado a ellas, para mi es algo nuevo que mi cuerpo debe adaptar- Terminada la frase comencé a vomitar por el malestar provocado por aquella conexión telepatica.

James ríe sádicamente, mientras me cuenta de un nuevo encargo. -Tu nueva misión es asesinar a Jorge, tu mejor amigo-

Mis ojos se abrieron de lo imprevisto que era esto. -¡¿Crees que mataría a mi mejor amigo así de fácil?!- Grité con rabia. Me levanté del suelo con tal de hacerle frente a James, pero a penas me paré frente a él ocurrió lo esperado. Con sus tentáculos me tiró al piso y me dejó inmóvil afirmando cada extremidad, un tentáculo en punta se ubicó rozando mi garganta.

-No olvides cuál es tu lugar aquí, yo te doy ordenes y tú obedeces, sino ya sabes lo que sucede.- Clavó su tentáculo en mi cuello con tal de provocar una pequeña herida, pero nada letal. Simplemente era una manera de demostrar su autoridad.

-Mucho que amenazas y me hieres levemente. Alguien como tú sin piedad debería de asesinar sin importarle nada, dime, soy irremplazable para ti, ¿Verdad?- Pude ver como su sonrisa maquiavélica desaparecía lentamente.

-¿En que momento te volviste tan impetuoso?- Me miró con una expresión de rabia. -Lamentablemente tienes razón, por lo que mis amenazas sobre ti ya no tienen peso, pero digamos que tu hermana no es nada para mi- Su sonrisa volvió.

Hijo de perra, atacó mi punto débil, creo que no tengo otra opción. -Lo haré...- Respondí a regañadientes.

-Me gusta cuando los subordinados son obedientes- Su sonrisa diabólica me reventaba las pelotas, pero ¿Qué podía hacer a estas alturas? -Ah, casi lo olvido- Me dió un gran golpe en la nariz dejándome tirado en el piso contra la pared. Antes de perder la consciencia lo oí decir -Eso pasa por desafiarme.- Caí insconsiente al piso.

El discipulo de SlendermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora