Sin querer...

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Ha sido todo muy extraño, ¿sabes?
Yo me creía mejor que eso, superior al amor. Lo tenia por enfermedad, de algo de lo que hay que huir. Algo doloroso.
Y sin embargo... pasó.
Ha sido verte sentada, mirando distraída con el movil. Tu pelo azul y largo brillaba y me recordaba al océano.
Jamás podré olvidar esa primera sonrisa que me (nos) regalaste (aunque no fuera para mi), cuando nos acercamos a ti (nuestros queridos I, P y N). He de recordar de agradecerlos algún día el gran regalo que me han hecho al presentarnos.
Te levantaste del banco con una elegancia de la cual sólo puedo soñar tenerla, para saludarnos.
Cuando me diste dos besos en las mejillas, sólo te diré que sentí un cosquilleo dulce por todo mi cuerpo.
También fue ese día en la que empecé a asociar el olor de Jazmín contigo.
Recuerdo como si fuera ayer esa tarde. El paseo que dimos los cinco por la ciudad, la mesa de la cafetería, el sabor del café que nos tomamos, el frío del invierno que nos pellizcaba la cara, las conversaciones profundas y las que carecían de complejidad.
Esa tarde todo mi cuerpo, mi corazón, me gritó que eras tu. Que me había enamorado de ti. Pero mi cerebro no quería acceptarlo. ¿Yo enamorada? Já. ¿Yo, una mujer, enamorada de otra mujer? Imposible...
Es curioso pensarlo, y darse una cuenta de lo poco que nos conocemos realmente. Las sorpresas que nos pueden dar la vida, el destino, universo o como quieras llamarlo.

Siempre tuya,
S.

EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora