Un mapache me contó...

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No era de extrañar, quien conociera y estaba acostumbrado sabía que Eric Cartman y Kyle Broflovski eran los seres que más se odiaban en el universo. Era una enemistad de competencia y supervivencia, a demostrar quién era el más fuerte de los dos.

Era siempre de verse discutir en los pasillos de la escuela, repetidas veces se les veía pelear, atacarse verbalmente uno al otro, siempre flotando sus despreciativos apodos de la infancia. A pesar de ya estar en la preparatoria aun, a sus 17 años de edad sus peleas llegaban a ser lo más infantiles como cuando contaban con 10 años, donde mayormente Kyle era quien ganaba argumentalmente, pero siempre terminaba con la costra abierta que dejaba Cartman con su cinismo y aprovechando que el judío siempre caería en los insultos que lanzaba el castaño gordinflón.

Pero parecía ser que no todo era como en el día.

Una noche, una simple noche de otoño, aunque en el pueblo siempre fuera más que nieve, Kyle estaba en su habitación preparándose para dormir, acababa de terminar la tarea para el día siguiente, se puso su pijama y se recostó en su cama. Justo antes de apagar su lámpara de noche escucho un ruido extraño proveniente de su ventana, decidió ignorarlo cuando por segunda vez se escuchó el ruido un poco más fuerte. Se levantó de la comodidad de su cama para inspeccionar el extraño ruido que había escuchado con anterioridad, al asomarse por debajo del umbral de la ventana pudo reconocer al causante de tan extraños ruidos, Eric Cartman, y no solo un Eric Cartman, sino un Eric Cartman colgado de su ventana a punto de caer a la nieve. ¿Cómo carajos había subido el gordo hasta ahí?

-¡Demonios Cartman!, ¿cómo carajos subiste? Además, ¿qué carajos haces aquí? ¿Sabes qué hora es?- Decía un casi colérico Kyle del coraje, repito el casi ya que era de noche y no podía estar lanzando insultos a los cuatro vientos mientras todos en su casa dormían.

-¿¡Por qué no mejor me ayudas a subir en lugar de hacer preguntas tontas judío de mierda!?- Gritaba Cartman casi con medio cuerpo colgando en el aire, a nada caer al suelo. Kyle casi rabiando de enojo ayudo al de rojo a subir hasta su habitación, batallando con el voluminoso cuerpo de Eric, aunque no estuviera tan gordo como cuando eran niños, pero aun así era pesado.

-¿Qué haces aquí gordo, no deberías estar durmiendo o molestando a alguien más? Parece que no te basto lo que me hiciste esta mañana.- Decía con tono molesto.-

Cartman respondió con una pequeña risa recordando el pequeño incidente de la mañana, de seguro Kyle aún tiene goma de mascar en todo su gorro, por suerte y no toco el cabello.

-No Kahl, no vengo a molestarte. Bueno, sí, pero para otra cosa. -Respondió Cartman tratando de no reír fuerte, no quería que la madre Kyle entrara a interrumpir la petición que le tenía al pelirrojo. -Necesito que me ayudes con la tarea de física, no preste mucha atención en la clase de esta mañana por estar pegando la goma de mascar en tu cabeza.-

El pelirrojo no sabía si golpear al de suéter rojo justo en la cara o lanzarlo por su ventana a ver si su masa corporal amortiguaba su caída.

-¿Por qué debería de ayudarte Cartman? Casi haces que pierda el cabello hoy. -

Eric se lo pensó muchas veces para dar su respuesta, pero solo se le ocurrió contestar con un simple. -Porque eres mi amigo Kahl.-

El que usaba ushanka casi a diario, pero que ahora la perdió gracias a una goma de mascar sabor menta, o estaba muy adormilado o era muy generoso como para estar a punto de aceptar ayudar al ser más ruin de todo South Park, al chico que lo sacaba de quicio todos los días y que con solo escuchar su nombre trataba de arrancarse las orejas.

Solo atino a dar un muy largo suspiro para aceptar ayudar al más grande en volumen con su tarea. Cartman todo feliz, venia equipado con su mochila y de ella saco su libreta de apuntes de física, poniéndola sobre el escritorio de Kyle y acomodándose para que el pelirrojo le explicara la clase que habían tenido el día de hoy. El de cabello rizado debería ponerse de recordatorio dejar de ser tan amable, menos con quien te pega goma masticada en tu amado gorro.

Visitas NocturnasWhere stories live. Discover now