II. Erwin

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Ahora, desde el punto de vista de Erwin.

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Ver a todos esos talentos nuevos en el grupo de los primeros finalistas me hizo recordarlo; a Levi, en sus inicios. Un chico sencillo, callado y malhumorado que con el tiempo aprendió a comportarse y a dar entrevistas; bueno, al menos ahora contesta con lo mínimo. Aprendió el inglés con dificultad y no le gusta, aunque no me lo diga me he dado cuenta que prefiere el español como lengua extranjera, pero por mí se esfuerza a hablar siempre en inglés. Vive con dedicación al deporte, no sale a fiestas, ni algún sitio que no le proponga, nunca se interesó por los vicios u otro tipo de entretenimiento de los chicos de su edad. Es muy hogareño y le gusta estar en casa. En sus ratos libres ordena y limpia a pesar de que papá, cuando aún vivía, le decía hasta el cansancio que no tenía necesidad de hacerlo.

Notarlo entre ese grupo de bribones no me fue difícil. Patinaba a gran velocidad, saltando y esquivando obstáculos con movimientos rápidos y precisos. Sus ojos me miraron con tal fascinación al pasarme de largo, que no advirtió el carrito montacargas que se atravesaba en su camino. Los filosos picos de acero amenazaron con atravesarle las piernas. No pude hacer más que gritarle y su instinto le hizo reaccionar brincando hacia atrás y girando en el aire para evadir los picos. Tuvo una elevación sorprendente y cayó de pie... ¡con un solo pie!, el otro tan sólo le hizo girar en el piso una vez más debido a la inercia y la velocidad que llevaba. Algo magnífico de admirar. Me acerqué corriendo antes de que pudiera reanudar la carrera y desaparecer. Lo tomé fuertemente del brazo, aprovechándome del reciente susto que se llevara, lo atrapé y me propuse terminantemente: no dejarlo escapar. Sus compañeros huyeron asustados, el dueño del negocio a quien habían robado se aproximó lanzando injurias. Evité que llamara a la policía y pagué lo robado al comprobar que tan sólo se trataba de un poco de pan. Luego de eso, invité al niño de diez años a comer y él tan sólo se dejó arrastrar, admirado por cada cosa que le decía. Desde ese instante supe que mis palabras tenían cierto efecto en su persona y busqué sacar provecho de eso.

Desde entonces, él está conmigo, le llevo a todas partes y aunque insisto para que en los eventos sociales a los que asistimos conozca a otras personas, jamás lo hace. Permanece a mi lado en silencio mientras soy yo quien habla y atiende a las personas. Siempre le ha agradado mi compañía tanto como a mí me agrada la suya, pero hoy parece diferente: taciturno, perdido. No me mira cuando le hablo y su desgano es notorio. Está prestando más atención al ambiente y mucho me temo que eso influya en su concentración y en su programa. La gente lo aclama y los competidores lo miran demasiado, quizá sean sólo ideas mías pero la situación parece que le está resultando bastante incómoda esta vez, la mayoría de la gente con la que solía competir y se había acostumbrado no ha sido llamada para representar a su país en esta ocasión. Estos chicos, en su mayoría son novatos en las Olimpiadas de Invierno, tan sólo han escuchado de sus resultados y le temen a sus inalcanzables puntajes.

El mundo entero volcó sus ojos en Levi desde su primera competencia. Campeonatos nacionales e internacionales le abrieron las puertas al niño que siempre sacaba las mejores notas para su clasificación y pronto Levi se vio compitiendo en sus primeras Olimpiadas, en donde venció a veteranos y novatos por igual. Desde entonces su carrera ha ido en ascenso y no ha perdido ni una sola competencia en las que participa. Mentiría si dijera que eso no me llena el orgullo.

Lo observo alejarse para ir a ocultarse en el baño, entiendo perfectamente, también tuve que hacerlo alguna vez para poder apartarme de todo y silenciar mi mente. Se supone que eso debió ayudarle cuando demora, pero lo veo volver luciendo más apagado que antes. Me acerco por si quiere confiarme lo que le pasa pero no lo hace, así que le ordeno que se acomodara en la alfombra y me limito a darle un masaje; sus músculos están tensos como imaginé y es la primera vez que lo veo tan preocupado en una competición.

Azul hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora