-Espera -Gritó y me agarró de la muñeca
-Que haces, suéltame -respondí
Movía mi brazo bruscamente para que me soltara y así fue...
-Isma...-me miró con sus ojos ya con lágrimas
No le respondí y solo le cerré la puerta en la cara y me fui.
Después de aquel acontecimiento, tomé el bus hacia mi casa, no dejaba de pensar en eso, estaba a punto de llorar.
Siempre ha sido así...intento parecer fuerte...pero solo soy un llorica. Intento que parezca que no me preocupa, pero me preocupo demasiado, me importa demasiado...
Ya en mi casa, lo único que hice fue ir a la cama y ya ahí...llorar...llorar a mares, mientras recordaba los momentos que pasamos juntos, las cosas que hicimos, todo lo que compartimos...y preguntarme:
¿Porqué?
¿Porque tuve que darme cuenta ahora?
¿Porque tuve que darme cuenta de esta forma?
¿Yo nunca le agradé?
(...)
Al cabo de un rato, me di cuenta de que no vale la pena, nunca volveré a hablarle, nunca iba a perdonarle
Sonaron unos golpes en la puerta. Me sequé las lágrimas y me dirigí a la puerta.
No sé porque pero confiaba en que fuera Raúl, arrepentido volviendo a mí, suplicando perdón...
Pero no, era Ingrid, que felizmente dijo:
-Hola Isma -con una sonrisa de oreja a oreja
A lo que respondí
-Hola -con la sonrisa más fingida que jamás hice, y no fue a propósito
-Que pasa cielo? -Dijo preocupada
-Nad- (Al Diablo igual no me importa) Estoy enfadado con Raúl, ok?
-Joder, ya se te pasará...
-N-No creo, no volveré a hablarle
-Siempre dices eso -dijo con tono burlón