Capítulo 1: Lune de Sang.

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Joshua no quería despertar, odiaba con toda su alma el lugar en el que se encontraba, "Lune de Sang" era la principal institución del plano sangriento, todo en aquel lugar giraba entorno a la educación que se impartía en la academia. Si querías ser alguien en la vida, poder comer, tener un lugar para dormir y trabajo para mantenerte, debías vivir desde los ocho años en aquel antro de perdición. 

Joshua deseaba desesperadamente encontrar la forma de huir de allí e ir a un lugar mejor, lo más lejos posible de la academia y su gente.

—¡Joshua! —comenzó a moverle Dimitri. —Ya levantate, el idiota de Nathan dijo que le diría al jefe de escuadrón que aún no te levantas.

—Ya estoy despierto...—dijo Joshua mientras se removía en la cama.

—Ya era hora, llevo más de diez minutos... apúrate y colócate el uniforme.

Dimitri le dejo a los pies de la cama el uniforme, y salio de la habitación. El uniforme diario del internado era unos gruesos pantalones de un tono burdeo, una camiseta con cuello alto gris, un suéter del mismo tono y una chaqueta burdeo con cuello de piel, tanto chicos como chicas se veían en la obligación de llevarlo si no querían morir congelados. Joshua termino de vestirse y salio de los camarotes hasta llegar al comedor, donde Dimitri y Sarah le hacían señas para que se apurara.

Lune de Sang albergaba a una gran cantidad de alumnos entre los ocho a veinticinco años, por lo que el comedor era el lugar más grande, pero aún así faltaban puestos para comer. Si te encontrabas en la parte inferior de la pirámide social debías comer en el suelo, así que los más pequeños siempre sufrían de esas calamidades por parte de los mayores.

—¿Por qué te demoraste tanto en llegar? —pregunto Sarah molesta.

—No quería levantarme, sabes que detesto las clases de defensa, no soy útil con ninguna arma, soy pésimo en todo aspecto físico. —señalo Joshua jugueteando con el engrudo indescifrable que era su desayuno. —Así como voy terminare mendigando en las calles de la ciudad...

—No digas barbaridades idiota. —dijo Sarah dándole un fuerte empujón. 

—Estoy de acuerdo con Sarah, vamos en séptimo año, nos quedan once años de estudios todavía. — apunto Dimitri comiendo parte del engrudo, que cada vez se le hacia menos apetecible a Joshua.

—Si, once, pero dentro de dos años escogemos especialidad, y así como voy no llegare ni a limpiador de baños de los magos sangrientos.— sentencio Joshua apartando definitivamente su desayuno.

—Vamos Josh, no seas dramático, apenas tienes catorce años.— dijo Dimitri.

—Esta vez concuerdo con Joshua. —dijo Nathan sentándose en la misma mesa que ellos, a su lado su melliza Shanon tomo asiento, y frente a ella la supuesta lame botas de Julia Ward, la única niña de once años en séptimo grado que era considerada un prodigio a los ojos de los maestros, pero que arrastraba el odio de los estudiantes. —No creo que le alcance para ser ni mendigo.

—¡¡Nathan!! —reprocho Sarah al chico. 

El resto del desayuno se baso en quejas y gritos.

Joshua con cada minuto se sentía más convencido de que aquel no era su lugar. Tras terminar la comida los seis chicos se dirigieron en silencio hasta el gimnasio, saliendo así a la nieve que decoraba el paisaje. 

El plano sangriento vivía el invierno más de la mitad del año, las noches duraban más de doce horas y con suerte había luz durante cuatro a seis horas, las que aumentaban o disminuían según el mes del año, un lugar bastante inhóspito y poco habitable, que todos en conjunto odiaban. El único lugar que muy al pesar de Joshua consideraba agradable era el gimnasio.

Una noche en KrevtownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora