Enséñame a Hacerlo

1.7K 249 139
                                    

Enfadarme, extrañarte, necesitarte, aceptarte y aprender a amarte.

Es curiosa la manera en la que las personas pierden la paciencia en algunas cosas y en otras no.

Si no te gusta esperar, crees que eres impaciente. Si pierdes los estribos rápido, de igual forma crees que eres impaciente, eso solo es falta de tolerancia, y ese valor viene de la mano con la paciencia... así que al final se queda en lo mismo. Somos impacientes la mayoría del tiempo, precisamente por el tiempo. A nadie le gusta esperar, hay un límite para todo lo que vivimos día con día.

Se reduce a eso... a esperar y aguantar cuanto nos sea posible.

Cuando nos cansamos de esperar, pensamos que la vida es una mierda... y tal vez lo sea, la verdad es que siempre buscamos a quien o a qué culpar de nuestras desgracias, ya sea una persona, animal o cosa.

Si te golpeas el dedo meñique del pie contra una mesa, culpas a la mesa por estar en un mal lugar, no piensas en por qué la mesa terminó en ese sitio.

Si estás jugando con algo y se rompe, dice "se rompió" con toda inocencia, como si no hubiera estado en tus manos, te deshaces de la culpa al no decir "lo rompí".

Si tienes un mal día en el trabajo, la escuela o lo que sea, llegas a casa con cara de ogro y empiezas a desquitarte con lo primero que se te cruza en el camino, lo maldices todo, hasta lo que no puede ser maldecido. Y cuando se te pasa la rabia, si tienes un poco de consideración y respeto, pides disculpas por si causaste daño. Al final terminas llorándole a tu mascota, peluche o almohada, cualquiera se vale si crees que te escucha sin reclamarte nada.

La vida te da lecciones, y cuando no quieres aceptarlas solo consigues enojo y rencor que desquitas con quien no tiene culpa de nada.

Aprendí mis lecciones, y en el proceso rompí cosas y huesos de inocentes. Hice miserable la vida de los que me rodeaban, tan miserable como lo era mi vida. Le di innumerables problemas a Shisui y lastimé los sentimientos de mi tío.

Hace dos años dejé de maldecir a Naruto, y hace cuatro que él se fue.

Estoy algo tranquilo actualmente...

Mentira. Sigo enfureciendo al pensar él. Suspirando como idiota al recordar cuando lo tenía siempre cerca. Vuelvo a enojarme cuando recuerdo que está quien sabe dónde y haciendo quien sabe qué y con quién. Y luego vuelvo a suspirar, resignándome a seguir esperando a que ese idiota regrese y yo pueda desquitarme con él todas esas rabietas que he tenido.

Toda esa ausencia, todo ese tiempo me ha servido para darme cuenta de que de verdad lo necesito conmigo, y si no regresa antes de que yo muera, si él sigue vivo lo voy a atormentar hasta que se muera el desgraciado.

De acuerdo, sigo maldiciéndolo por hacerme extrañarlo, pero al menos ya sé por qué lo hago... sé que lo necesito.

A veces tengo esos momento de locura en los que me rio solito por mis pensamientos. Shisui dice que estoy algo desequilibrado, pero que comparado con mi tío, yo tengo algo más de cordura. Al menos él mantiene comunicación con Kakashi, de hecho, ese hombre ha venido a visitarnos varias veces... pero siempre se ha venido solo, diciendo que Naruto se la pasa estudiando.

Desde que se fue no lo he vuelto a ver, y hace muchísimo tiempo que dejó de llamarme... y yo tampoco me he dignado a llamarle.

Al menos sé que se fueron a Japón, por un asunto de una herencia de Naruto y algo de información sobre su familia. Él termina su carrera este año, Administración. A mí que queda éste y el siguiente, opté por Medicina.

Tenía que hacer algo con mi vida después de que él se fue. No iba a ser un mantenido todo el tiempo, Shisui tarde o temprano se cansaría de mí, y me sorprende que me haya aguantado tanto, es un buen hombre, se merecía a mi hermano más que nadie.

Quiero AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora