Durante varías decadas los seis cazadores mataban a petición de los Dioses sin decir o replicar nada. Pero un día cinco de ellos los traicionaron, ellos querían sentir, ellos tenían el deseo de amar, ellos querían saber que eran los sentimientos. So...
El desconocido miraba a todos lados inquietante al ver a tantos aldeanos desconocidos para ella.
¿Donde estoy?
Se repetía una y otra vez mientras deambulaba por las calles de la aldea.
— Quizás hubiera sido mejor idea quedarme en el hospital... Surro para si misma caminando en azar, desde que desperto sintió un pánico que ella juraba jamás haber sentido...
Es como si el cazador pasara hacer la presa, y para rematar la situación, ella no recordaba nada más que su nombre.
Un bufido escapo de sus labios, sus ojos jade observaban con curiosidad el paisaje que la aldea le brindaba, era como en un cuento de hadas. El cuelo azul celeste, el canto de los pájaros y las sonrisas de las personas que iban y venian en sus cosas.
¿Acaso era siempre así de feliz la aldea? Se pregunto mientras inconcientemente se quedó parada observando a unos niños jugar. Una sonrisa surco sus finos labios sin su consentimiento, acompañada de una sensación de añoranza.
Ella siguio su camino deslumbrada por las cosas que veia, ignorante de que dos pares de ojos color carbón la vijilaban muy de cerca.
— Se esta alejando... Shishui dijo por lo bajo tratando de disimular.
— Ve y avisa al Hokage, yo la seguiré —El peli negro de coleta baja dijo empezando a caminar.
— De acuerdo, ten cuidado primo —Espetó el otro Uchiha, desapareciendo en una nube de humo.
El primogénito de lider de los Uchiha, seguia a la encapuchada algo intrigado por su comportamiento, era como si todo fuera nuevo para ella. Desde donde se encontraba podia apreciar el perfil de la muchacha. Era bastante hermosa, debía de admitir. Pero lo que le llamaba más la atención eran sus ojos.
La primera vez que la vio esos orbes jades destilaban poder, odio y venganza, su sola presencia imponía poder pero ahora... Sus ojos demostraban confusión y hasta se atrevía a decir que miedo también y su presencia era tímida y aconcajada.
Algo que causaba bastante intriga en el, era ese cambio tan drástico.
El siguio siguiendo a la muchacha que sin saber se dirigía a los campos de entrenamiento ninja, el rápidamente se escondió entre las ramas de un árbol.
— ¿Y ahora que se supone que haga?... Dijo para si misma mientras se quitaba la capucha. Mordio levemente su labio inferior mientras pensaba cual era la mejor solución para ella. — ¡Sakura por Dios, piensa! —Empezó a hablar consigo misma mientras caminaba de un lado para otro algo que resultó algo gracioso para aquel ninja que le observaba en las sombras.
Una fuerte briza la azotó haciéndola perder el equilibrio por unos momentos, la temperatura descendió considerablemente, algo que la puso en alerta.
— ¿Que demonios pasa en esta aldea? —Hablo abrazándose así misma a causa del frío. Sus ojos mostraron sorpresa al ver como una corrientes de aire formaban un círculo y de allí empezaba a salir un animal.
Una pantera negra con unas rayas moradas brillantes en su cuerpo hizo acto de presencia ante ella.
— Así que sigues viva Sakura —Poco a poco aquel animal se convirtió en un hombre de tez morena, cabello negro al igual que su vestimenta, y lo que mas destacaba de el, era la enorme cicatriz que abarcaba la mitad de su rostro, dandole una apariencia más tetrica.
— ¡¿Quien es usted? ¿Y como me conoce?! —Algo alterada pregunto mientras daba unos pasos hacia tras, la presencia del hombre imponía miedo.
— Vaya vaya, a que haz perdido la memoria... Una sonora carcajada estallo en el hombre, definitivamente le resultaba muy divertida esa situación.
La cazadora más temida se había convertido en la presa más vulnerable.
— ¿Quien es usted? — Volvio a preguntar, fruncioendo el entrecejo. El hombre solo sonrio sádico.
— Seré quien te mate Cazadora de los Dioses ... Sin decir nada más se abalanzó contra ella con un ataque tipo rayo. En sus manos se formaron dos bolas de rayos que iban a impactar en ella, cosa que nunca paso por que un gran escudo de cristal azul se puso delante de ella.
— Prueba otra vez... Espetó la rosada dejando impactado al hombre por el color de sus ojos, estos habían pasado de ser verdes jade a ser completamente negros.
Lo que significaba una sola cosa, con o sin memoria ella controlaba a la perfección sus poderes y eso era un gran problema.
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