—En una semana.– me cuenta.— cuento los segundos para estar en la cuidad.
Se le nota tan emocionado, no puedo evitar morirme de envidia, Esa chica!! han pasado más de 5 años y el todavía la recuerda como si fuera ayer.
—te notas tan feliz...– mis palabras salen con dolor, fue inevitable, mi garganta está seca, unas lágrimas parecen querer salir.—que bien...
Me levanto rápidamente, no puedo mirarlo, no puedo! Por qué si lo hago voy a romper en llanto, comienzo a caminar.
—Alexandra!!.–grita, pero lo ignoro, ni loca pienso voltear, comenzó a correr rumbo a la salida de la universidad.
por qué soy tan estupida, por qué apesar de lo años, a pesar de saber que está enamorado de otra mujer, a pesar de todo... yo solo puedo pensar en el, solo tengo ojos para el.
Eh caminado cuadras y cuadras... pensando en ¡todo!, culpando al destino, culpándome a mi misma, culpándolo a el, culpándola a ella.
No la puedo culpar del todo, ella no tiene la culpa de ser tan hermosa, de ser tan perfecta, lindas piernas delgadas, lindo cabello rubio, lindos ojos azules, piel de porselana.
No como yo, que de bonito puedo tener yo, estoy rodeada de lo común, todo en mi dice aburrido. Cabello negro, ojos marrones, piel morena, mediana estatura, y para nada tengo la piel perfecta, rasguños del gato de mi hermana, la parte de mi codo donde tengo una cicatriz de quemadura, cuando hice un pastel de cumpleaños, para el... para Alejandro.
—Mara... por qué tenías que ser tan perfecta... por qué tenías que llegar y arruinarlo todo.—me dijo a mi misma, pensando que ella es la culpable, llego para quitarme el amor de el, su amor que por derecho me pertenece.
Sus besos, como el que le dio ese día, en el que se despidieron, prometiéndole volver a verse. En el que por alguna retorcida y cruelmente razón, yo me sentí como una vil observadora, una sobrante de ese momento, como si... solo fuera una simple expectadora.
Ese día el cambio, Alejandro hablaba de ella, siempre, no había día en que saliera su nombre y el suspirara. El no se daba cuenta que eso rompía poco a poco mi corazón, el cual se volvía a reconstruir cuando me daba el beso en la mejilla cuando se despedía. Así de simple han sido las cosas.
¿Que si eh intentado decirle mis sentimientos? No. No lo eh intentado, aunque todos dicen que es muy obvio, que a kilómetros se nota que nos queremos. Pero siempre lo dicen en general, cuando en realidad es individual y esa única enamorada soy yo.
Es estupido enamorarse tantos años del mismo, dicen que el tiempo lo cura todo, pero cuando soplo vez más y más virtudes en el, eso se vuelve algo imposible.
Y ahí cuando recuerdo a mi otra mejor amiga, Victoria, la extaño demasiado, como desearía tenerla a mi lado consolándome y a vez diciéndome lo y tonta que soy. Mi amiga, mi inocente y gran amiga, ya han pasado muchos años, y yo a pesar de lo que diga todo el pueblo entero, yo solo creo en ella y en su inocencia.
Necesito a alguien aquí, alguien que no sea una de esas chicas que solo me buscan para algún favor, o para darles una ayudada con Alejandro, ja, nunca las ayudaría... al contrario.
¿Que? ¿No puedo ser malvada y egoísta con el chico que me importa?.
Alejandro, si tan solo no estuviera enamorada de ti este sería el momento perfecto en el que necesitaría tu ayuda.
Llego a una banca cerca de un terreno baldío, una escena muy vintage, me gusta este lugar, más por el árbol que suelta ibas o flores a minuto. Un buen lugar para aclarar mi mente.
Saco mi celular, no lo pienso dos veces antes de marcarle a Mariale. Que al primer tomo contesta.
—Hola.—saluda desde la otra línea.
—necesito de tu consejo...
—Alejandro.
Lo sabe, ella me conoce a la perfección.
—Si.—chilló con tristeza, hablar con ella es como desahogarme sin sentirme juzgada.—La ama! La ama tanto!... ¿puedes creerlo? Se irá a buscarla, claro con el pretexto de cambiarse a un mejor lugar para laborar su carrera de abogado.
Suspira.
—Por una parte tiene razón, irse a una ciudad más grande significa más oportunidades, mírame a mí en la gran ciudad de Guadalajara, pero si su propósito principal es buscar a esa chilanga, pues que idiota!.
—Si, es un idiota, aveces, pero la mayoría del tiempo es un amor.
—Y vas con lo mismo, ¡Sabes que! Si quieres seguir así! Pues hazlo! Arriésgate tonta, ya basta de llevar tantos años enamorada del mismo mequetrefe, me tienes un poco harta sabes... Alejandro, Alejandro, Alejandro. Ponme en maldito altavoz, entra tu conversación con el, y escribe lo siguiente.
Me lo pienso solo un segundo, pero decidí seguir la orden, no tengo de otra.
—bien...
La animó a continuar, ya tengo abierta la conversación.
—Escribe lo siguiente "Me parece fantástica tu idea de irte a la cuidad, eso significan más oportunidades... me gustaría lo mismo, carita triste.
Hago lo que me pide sin parar a pensarlo, desde la otra línea me pide que lo envié y lo hago.
—Ahora... a esperar foca.—ruedo los ojos al escucharla llamarme a si.
Tonta.
Suena mi notificaciones.
"Sería una gran oportunidad también para ti Ana, deberías de pensártelo mejor, hablar con tus papás y hacer lo mismo que yo... ¡sería más fácil adaptarme contigo!".
Ah!!!. Grito como loca.
—Como! Como no lo pensé antes! Te amo! Te amo! Te amo! .—beso la pantalla del celular.
—Ya lo sé, soy la mejor hermana... así que chica, a hacer tus maletas, que tienes la última oportunidad para enamorar a ese castaño ciego, si después de un mes me entero que nada pasa y tu sigues sufriendo por el.... yo misma voy y te amarro a una silla para darte una chachetas hasta acerté quedar inconsciente, y sabes que cumplo mis promesas...
Advierte.
—Si, si, si, lo enamorare, nada ni nadie logrará interponerse entre los dos.
Suena su risa.
—Tranquila, suenas como sicopata, y sinceramente espero que en esa ciudad llena de hombres guapos, logres desviarte de tu meta.
—ni loca.
Al poco rato de hablar en como converser a nuestros padres de dejarme volar a una ciudad, con peligros, ventajas y desventajas, cuelgo.
Abro mi chat y contesto con entusiasmo.
"Ya me lo pensé mejor, y tienes tanta razón, debería decir ¡Hola ciudad!".
