Toma mi mano

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Los escandalosos truenos no se detenían.

Bajo la pequeña mesa de juegos, Izuku se escondía con la cabeza entre sus rodillas de la estruendosa tormenta.

Su cuerpo temblaba sin control de los pies a la cabeza, mientras que sus ojos permanecían cerrados para escapar de la oscuridad de la habitación. Estaba completamente solo.

Como era de imaginarse, la mayoría de los niños habían sido recogidos por sus padres y llevados felices a sus hogares. El único que quedaba era el infante de ojos verdes. No entendía porque su madre no lo había recogido, se asustaba de solo pensar que pudo haber pasado.

En momentos así, Midoriya trataba de convencerse a sí mismo de que debía ser valiente, después de todo la lluvia cesaría y su madre llegaría para llevarlo a casa. Pero su cuerpo no obedecía a sus órdenes. Se sentía como un tonto. Su sueño, su único sueño de ser un héroe, requería que el fuera una persona valiente. Y ahí estaba, temblando bajo una mesa por una pequeña tormenta.

Bueno, el poderoso trueno que azoto contra un árbol le hizo retractar lo de "pequeña".

-Mamá...

Inconscientemente, comenzó a llamar a su madre.

Odiaba admitirlo, pero tenía envidia de los otros niños por tener una madre y un padre. Le fue inevitable no escuchar algunas palabras que intercambiaban los adultos con sus hijos al recogerlos: "Volvamos a casa, mamá hizo la cena", "Disculpa la demora, papa se atrasó así que me pidió que te recogiera", "Creo que no podremos salir por la lluvia, ¿Quieren que salgamos los tres a algún lado?". Se sentía tan solo.

Deku amaba a su madre, la amaba sobre más que cualquier cosa en este mundo, pero, ¿No debía tener un padre también?, ¿Por qué se fue entonces?, ¿Qué clase de trabajo hacía que era más importante que su familia? Deku no lo sabía. Pensaba que al ser mayor, entendería porque no tenía un papá. Lamentablemente, incluso al pasar los años, no entendería la decisión de su padre.

-Mamá...-Los ojos del niño estaban rojos de tanto llorar.

Quizá se quedaría ahí para siempre. Quizá su madre tomó la misma decisión que su padre y lo dejo solo. A estas alturas, el miedo por los rayos había desaparecido por completo. Lo que realmente temía Izuku, era quedarse solo.

-Ahí estas inútil.

La repentina voz detuvo el caer de sus lágrimas.

El pequeño levanto la cabeza con emoción, pegándose un golpe más fuerte del que esperaba. Asomándose por debajo de mesa, la mirada del pecoso chocó con unos imponentes ojos rojos. Su sonrisa de alivio pareció iluminar el salón.

-¡Kacchan!-saliendo rápidamente de su escondite, Deku se lanzó felizmente sobre su amigo.

-¡Quítate de encima Deku!-este no tardó en apartarlo.

Tras compartir algunas risas entre ellos, Midoriya diviso en los objetos que traía su compañero. En sus manos, llevaba un par de paraguas y sus mochilas. El mensaje quedo claro al instante.

-¿Vamos a salir?-pregunto con el temor claro en su voz.

-Por supuesto, no pienso quedarme aquí hasta que muera.

-Pero está lloviendo, y hay truenos.

-¿Y? Deku realmente eres un miedoso.

Inflo sus mejillas en protesta por el comentario.

A pesar de que estaba ofendido por las burlas de su compañero, Midoriya no podía borrar la sonrisa de su rostro al ver a su amigo. Todo el miedo que sentía hace tan solo unos minutos había desaparecido. Con solo tener a Kacchan cerca, Deku sentía que podía hacer cualquier cosa.

Volvamos juntos a casaWhere stories live. Discover now