Liliya.
El vórtice la había dejado en mitad de la descomunal sala del castillo, rodeada de innumerables armaduras, cuadros, banderas y objetos antiguos que Adirael coleccionaba. Con lágrimas en los ojos camino rumbo al área de servidumbre donde Oksana y Olesya estarían cocinando la cena de Rielly,, con pasos lentos y llorando iba a caminando hasta la cocina para ver en que podía ayudar, ensimisma no escucho que Grewl uno de los subordinados de raza gallu salía de una de las muchas puertas, hasta que lo vio frente a ella con una sonrisa aterradora que le hizo dar un paso atrás.
— Si es la mocosa que se tomo libertades en el mundo humano... –Grewl le mostraba sus filosos colmillos, la mano fría del demonio le acaricio el cuello dándole escalofríos– ¿Lo disfrutaste?
— Grewl... –Susurro ella aterrada–
Grewl se inclino sobre un costado de ella justo cerca de su oreja para decirle.
— Hoy vamos a escuchar gritos de agonía dentro del castillo –Grewl reía y le lamía la oreja– vas a unirte a esas voces lamentosas.
Tembló y lloro, sabía a lo que se avecinaba, al aceptar el brazalete que Aiden hizo para ella, toda decisión tenía una reacción, buena o mala y en estas circunstancias sería una muy mala reacción.
— Lo se... –Respondió ella–
— Sigues siendo patética Lilya, te aferras a algo que jamás vas a tener y lo sabes ¿No eso muy patético? –Grewl soltaba una sonora carcajada– los humanos son patéticos, se aferran a cosas que no los llevara a nada más que miseria.
Grewl se alejaba y con una de sus manos la golpeaba con fuerza la cara, su cuerpo cayó con brusquedad al suelo de mármol negro. Explosiones de dolor recorría su rostro junto con el sabor de la sangre, gimiendo se medio levanto para ver a Grewl que tenía una mueca de desagrado.
— Eres una condenada, los condenados no merecen nada, nada más que dolor y sufrimiento minuto tras minutos, entiende eso Lilya. Ahora mueve ese culo horrible y desnutrido y ponte a limpiar las mazmorras, El amo acaba de torturar una nueva alma.
Ahogó un grito cuando Grewl le aplasto su pie derecho, se hizo bolita en el suelo mientras Grewl se iba tarareando una canción de muerte y sangre. El dolor venía en grandes escalas, burlándose de ella en una sintonía de dolor, respiro hondo mientras su pie volvía a restaurarse, las almas que habitaban el reino de los condenados se les daba un cuerpo sólido para el placer de los demonios que disfrutarían de torturar al alma desgraciada, por eso muchos evitaban caer en ese reino donde no había ni un minuto de paz. Respirando hondo se levanto del suelo, tenía trabajo que hacer, una mazmorra que limpiar mientras esperaba que el dueño de su alma llegara a castigarla. Intentó no pensar en lo que le deparaba su tortura, fue a la bodega de artículos de limpieza para coger un balde, esponja y pañuelos, escoba y jabón, una vez con todo salió de la bodega para ir a la parte subterránea del castillo.
Arrastrando toda las cosas hasta llegar a las escaleras, se topó con Olesya que cargaba sábanas limpias para las recamaras junto con nuevas almohadas.
— Lilya... –El rostro suave de Olesya estaba cargado de compasión– Hay muchacha, ¿porque hiciste eso?
Se mordió el labio, por una vez en la no-vida había querido ver el mundo humano con sus nuevas y maravillosas cosas, se había olvidado de que podía salir del Hell sólo para trabajo de su amo, tenía prohibido quedarse más de lo debido.
— Quería conocer... –Susurro apenada–
Olesya movió la cabeza de una lado a otro, eso la hizo sentir más mal de lo que ya estaba.
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1.EL DEMONIO Y LA INOCENCIA. 2.DULCE MAL.
Paranormaldeja lejos de la mano de Dios, Liliya Cherif vive en un mundo lleno de miseria y melancolía, donde lo único que tiene es el miedo y la soledad. El peso de los años a aprendido que la justicia es un cruel juez y verdugo, Liliya sabe que no debe entra...