Capítulo 1: Anacleta

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UN AÑO MÁS TARDE

— ¡Dos más! —Le grité a Richard el chico que entreno hace unos meses. —Descansa—Palmee su espalda.

Fui a tomar de mi vodka con naranja...Puede que no controle tanto la bebida.

Estos meses han sido los peores, pero mantengo mi mente demasiado ocupada como para pensar en lo que paso...Y pensar en él...Ni siquiera puedo decir su nombre.

— ¿Aceptaras por fin ir conmigo a cenar? —Me preguntó Richard.

Yo le sonreí con sarcasmo y me acerque a él.

—Richard...Escúchame bien... Yo estoy aquí solo como tu entrenadora...No para ligar —Palmee su hombro y agarre mi bolso. —Te veo mañana, grandulón—Sonreí de nuevo con ironía y rodé los ojos.

Salí del gimnasio donde he estado trabajando desde que me mude a Pamplona, al llegar aquí descubrí que soy buena en esto y es lo que me mantiene.

Empecé a estudiar en la universidad literatura pero ahora me encuentro de vacaciones de verano.

Subí en mi auto y conduje a mi edificio.

Baje del auto y subí rápidamente.

— ¿Chloe? —Pregunté.

Al terminar las clases en el internado era el momento de huir y entonces murió la tía de Chloe que era su única familia real, me suplico que la dejara venir conmigo y acepte.

Arianna está en Sevilla estudiando en la universidad y viene cada vez que está libre, pero vendrá esta semana ya que está de vacaciones de verano.

— ¡Estoy aquí! —Gritó desde la cocina. — ¿Cómo te fue en el entrenamiento? —Preguntó cuándo me acerque a ella.

—De nuevo uno de mis clientes me invito a salir—Dije agarrando un poco de jugo de manzana.

— ¿Querrías aceptar alguna vez? —Habló frustrada.

—No estoy interesada...Cuando necesito tener sexo, yo misma busco, pero no quiero nada más—Ella suspiro.

—Eres tan terca...

—No, solo... —Me interrumpió.

—No quieres que jueguen contigo...Ya lo sé—Sonreí. —Vayamos al mercado, no hay comida.

—Me duchare y vamos—Ella asintió.

Fui a ducharme y al terminar me vestí con un short negro con una camisa blanca deportiva, me puse mis zapatos deportivos blancos e hice una cola de caballo mientras salía del apartamento con Chloe.

—Quisiera tener tus piernas—Dijo mientras subía a mi auto.

—Entrena—Le dije mientras conducía a la mercada más cercano.

—Es que me da pereza—Se encogió en el asiento y yo solté una carcajada. — ¿No has pensado que pensó tu padre después de irte y solo dejarle una carta?

—No y no me interesa—El camino se mantuvo en silencio en todo el trayecto hacia el mercado.

Ella sabía que no me gustaba hablar sobre mi pasado, es decir, ni sobre mi padre, ni sobre...Él.

Llegamos al mercado y entramos rápidamente, agarre un carrito y empecé a recorrer las vitrinas de comida, metí una botella de vodka ya que se me había terminado y unas latas de cerveza.

—Creo que deberías descansar con la bebida, te puedes enfermar—Me dijo preocupada.

—Sabes que no me gusta que te metas en mis problemas.

Ella rodo sus ojos.

—Iré a buscar dulces—Dijo Chloe emocionada, yo reí y vi unas manzanas.

Verdes y rojas.

Solo las sostuve, eran esos momentos donde tu mente se desconectaba por completo, estaba en blanco, no pensaba en nada, solo las miraba sin decir nada, es como esos momentos en el que sabes que ibas a hacer algo pero no recuerdas que.

—Te aconsejo rojas—Escuché una voz varonil...Esa voz.

Tuve que levantar la mirada para comprobar lo que había escuchado y que mis oídos no me estuvieran jugando una mala broma.

Él al verme abrió sus ojos como plato.

— ¿Ellie? — Era Scotty... Scott Dorsey...Justo frente a mis ojos después de un año.

Las manzanas cayeron de mis manos, estaba mareada.

—No...Creo que te confundes—Fue lo primero que se me ocurrió.

Tomé mi carrito de compras y fui rápidamente a buscar a Chloe.

Él tomo mi brazo y me giro drásticamente.

Miro mis ojos fijamente.

—Eres tu—Habló seguro.

—No, señor...Me llamo Anacleta y jamás lo había visto—Soy tan torpe.

El soltó una carcajada.

— ¿Anacleta? —Arqueo una ceja— Ellie.

—Ellie ya no está—Hable frustrada. —Ella desapareció, ya no existe—Odiaba que me dijeran Ellie, así que me aleje de todo lo que me lo recordaba.

Ellie era una chica débil que vivía dentro de mí...Una chica que permitió que un chico rompiera su corazón y que su padre odiaba.

Ella murió, yo Elizabeth Murphy la mate y eso me hace feliz.

—Tenemos mucho de qué hablar—Me dijo.

—No—Negué con la cabeza.

—Oye, Elizabeth...—Estaba hablando Chloe pero al ver a Scott se calló—Oh no—Murmuró.

— ¿Chloe? —Dijo Scott.

Chloe me miró sin comprender.

—Debo...Irme—Tartamudeé y corrí fuera del lugar.

Subí en mi auto y golpee el volante.

Torpe, torpe.

Un año sin ver sus ojos y llega de pronto y te derrites...Pero no, no puedo flaquear.

Llevo viviendo aquí en Pamplona unos meses desde que termine de estudiar en el internado y al llegar sentí como me quitaba un gran peso de encima.

Sentí que había esperanza, que podía seguir y hacer lo que quiera.

Obviamente hubiera preferido que fuera con él, pero no se dio...Y ya quiero parar de pensar en eso.

Vi como salía Chloe del mercado deteniendo a Scott.

Arranque el auto rápidamente y me dirigí al edificio.

Le pase un mensaje a Chloe para que se viniera en taxi.

Solo quiero llegar y dormir, no quiero que esto sea real.

¿Ellie? [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora