Capítulo 3.

261 21 5
                                    

-¡Adiós bellas damas!

Eli intenta pararse para continuar hablando con...¿cómo había dicho que se llamaba? ¿Ryan? Bueno, pues si pretende que le conceda un minuto más a ese indeseable, lo lleva claro. Tiro con más fuerza, y, al ver que no puede frenarme, hace uso de su sana y penetrante voz para hablar con él a gritos.

-¿VOLVEREMOS A VERNOS?

-Espero que no-digo por lo bajo, ganándome así un codazo considerablemente fuerte (cuando digo considerablemente, quiero decir: "menudo cacho de golpe que me acaba de dar la tía esta. Poco más y me rompe").

-¡NO LO DUDES NI UN MOMENTO!¡ADIÓS QUERIDA AMIGA MALHUMORADA Y BELLA DAMA QUE LA ACOMPAÑA!

La leche nos vamos a volver a ver. Si es necesario me vuelvo planta y me voy a vivir la más apasionante vida a la orilla de un río. Cualquier cosa antes que volver a ver a ese endemoniado tío egocéntrico autosuficiente.

Cuando ya nos hemos alejado lo suficiente como para evitar el peligro de una huída en busca de Ryan por parte de Eli, la suelto y reduzco la marcha.

-Tía, ¿quién era ese?

- Te voy a dar dos maravillosas y alucinantes razones para que no me vuelvas a llamar tía nunca más: uno, me llamo Alice Darkrise, Ali para abreviar; dos, no soy tu tía, soy tu amiga desde los 3años, ¿recuerdas? ¿O acaso el señor " mi-cara-es-perfecta-la-mires-por-donde-la-mires" te ha borrado la memoria con su "belleza"?-resalto la ironía de mi última palabra antes de proseguir-En serio, Eli. Tienes un problema con los chicos. Te llego a dejar un minuto más allí y nos quedamos sin compras.

-¿Por qué nos íbamos a quedar sin compras por eso?

-Elizabeth, dudo que el coche de mi madre pudiese arrancar tras el inundamiento de babas que habría sufrido este pobre pueblo.

Se empieza a reír. Lo sé, me acabo de meter con ella, y se ríe. Normalmente lo hace con todos mis comentarios, sean lo estúpidos que sean.

-Tía...-pongo los ojos en blanco y me dispongo a protestar por cómo me acaba de denominar, pero antes de que pueda articular palabra, hace gala de unos reflejos y capacidad de corrección formidables-Ali, Ali, Ali. Eres tontísima, de verdad.

-Ya bueno, pero me amas con locura igualmente.

-Ya... sí, bueno...-dice poniendo cara de "en realidad te odio, pero me da pena decirtelo". Finjo un puchero y empezamos a reírnos. Ella con risa cantarina, yo con risa que cualquier psicópata envidiaría. Tan horrible es mi risa que hace que todo aquel que comparta acera con Eli y conmigo se cambie al otro lado de la calle, incluso quizá alguno cambie de ruta para el próximo día que tenga que pasar por esta calle. Esto hace que me ría aún más y que Eli empieze hasta a llorar de la risa. Llegamos a un punto en el que ya no podemos seguir avanzando (ni respirando) y nos vemos obligadas a pararnos y sentarnos en medio de la calle. Cuando por fin nos calmamos, Eli empieza a sufrir espasmos.

-Hija, ¿qué te pasa?

-SI YO NO TE PUEDO LLAMAR TÍA, TU NO ME PUEDES LLAMAR HIJA. Y tengo hipo.

-YO TE LLAMO LO QUE ME DÉ LA GANA. Y aguanta la respiración.

Mi cabeza hueca rubia se dispone a tomar aire cuando sufre otro hipido, haciendo así que una especie de grito extraño (si os ha pasado alguna vez, sabréis de qué grito os hablo) se oiga por toda la calle. Entierro la cara entre mis manos y vuelvo a reírme con más ganas, si cabe. Nuestros vecinos de la otra acera se giran hacia Eli con la típica cara que pones cuando piensas ¿Qué leches acaba de pasar?(vosotros entendéis que cara), haciendo así que se ponga roja cual amapola (no digo tomate porque los tomates pueden estar un poco verdes. Ese dicho está muy poco pensado).

Pasados 15 minutos (mi madre nos va a matar) nos levantamos y caminamos el último tramo hasta mi casa, ya sin incidencias.

-A ver, Alice, a lo que íbamos. ¿Quién era ese dios griego y de dónde ha salido?

-A ver, Elizabeth, dado que a ti todo te parece un dios griego, especifica.

-Tí... Ali, Ryan. Acabamos de despedirnos de él, no muy decentemente, pero nos hemos despedido ahora mismo.

-Ah, ese subnormal... Pues es Ryan, claramente. Sé de él exactamente lo mismo que tú.

-¿Y qué quería?-me dice abriendo mucho los ojos-Cuéntame todo, con pelos y señales. ¿Cómo, exactamente, ha reunido el valor para acercarse a una chica medio gótica con cara de mala leche?

-Para empezar, amiga, si es que realmente mereces que te llame así, no soy ni gótica, ni medio gótica, ni semigótica, ni nada. Tampoco tengo cara de mala leche -vale, a lo mejor sí. Bueno, ya sé que sí, pero me da igual-, soy un amor. Lo sabes, así que deja de negarlo de una vez. Lo tercero, pues simplemente empezó a gritar "peli-azul, párate" e intenté huir. No funcionó, así que me giré y le pregunté amablemente que qué quería. El muy chulo me dijo que, nada más y nada menos, mi número de teléfono.

-¿Y se lo has dado, verdad?-al ver mi cara se autocontesta- ALICE DARKRISE, ¿TÚ SABES LA PEDAZO DE CACHO DE OPORTUNIDAD ACABAS DE PERDER? ¿QUÉ TIENES EN LA CABEZA?

-Algo llamado cerebro, Elizabeth. Y este amiguito del que parece que tú careces me ha dicho: "Ali, no le des tu número. Podría ser un acosador-violador. Podría rastrear la señal de tu móvil y matarte". Además, me he cagado cuando ha dicho lo de Green Day y My Chemical Romance. ¿Cómo leches lo sabía?

-A lo mejor no es la primera vez que te ve y ha visto tus camisetas en las que pone claramente "GREEN DAY" o como quiera que se llame el otro grupo.

-Si no fueses mi amiga, habría dejado tu cara impresa en el suelo. MY-CHEMICAL-ROMANCE. ¿Me escuchas cuando hablo?

-¿Me escuchas tú a mí? Has perdido a...a...a ese tiarrón. No solo es que alguien se haya acercado a ti, es que EL ALGUIEN se ha acercado a ti. Morirás sola, Alice Darkrise Williams.

-Viviré con ello, tranqui...Espera-digo agachándome y cogiendo algo-. Ya tengo compañía. Esta piedra sersi quiere vivir conmigo para siempre.

Me guardo la piedra en el bolsillo y sigo andando con una sonrisa en la cara, la cual se ensancha al ver la mueca de espanto dibujada en las facciones de Elizabeth.

-¿Qué? Ya te dije que ellas también necesitaban amor.

-Padeces pedrifilia. Eso no es normal. Ve al psicólogo. O mejor al psiquiatra.

-Pedrifilia es una palabra que te acabas de inventar. Lo más correcto sería litofilia-prosigo con la sonrisa aún grabada en mi rostro-. ¿Y quién te ha dicho que no vaya?

-La pedrifilia mola más.

Niego con la cabeza y veo que ya hemos llegado a mi casa. Saco las llaves y nos disponemos a entrar. Suspiro resignada. Me quedan minutos para ser brutalmente torturada en un centro comercial.

.

.

.

Holaaa pequeños lectores.

Os digo lo mismo de siempre: espero que os esté gustando, comentad y votad.

Si alguno quiere que le avise cuando suba capítulos nuevos por Twitter, que me lo diga y yo encantada.

Y mil gracias por las 200 y algo visitas.

Saludos de una futura escritora (y feliz Día del Libro atrasado)

Bienvenidos a mi extraña vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora