Signaloj de la Estinteco

Capítulo 1: Comienzos

Transcurría el año 2500, era el último día de clases; estaba a punto de graduarme de la secundaria, el día se sentía denso con un clima extremadamente caliente y tan solo faltaban unos cuántos minutos para salir por la puerta de la institución para nunca más entrar.
La asignatura que teníamos era «Ciencias Tecnológicas», recordaba las clases anteriores sobre el control del tiempo, mi cuaderno se basaba en los riesgos que corríamos si llegábamos a ser capaces de controlar el tiempo, el profesor siempre nos recalcaba ese tema en cada clase, de tanto pensar e ignorar la clase sonó el timbre...

Y así fue como comenzó todo este desastre, con una simple clase de «ciencias tecnológicas». Actualmente me encuentro en el año 3050, no se pregunten como hice para vivir 550 años teniendo la misma edad... Lo hice; viajé en el tiempo y las cosas no son como las recuerdo, llegué hace poco a este año y mi reloj se partió en mil pedazos, eso quiere decir que estoy atrapado en el futuro.
Lo que más me sorprende de todo es que, a pesar de lucir totalmente diferente a una persona de este tiempo nadie puede verme, las personas deambulan por las calles con su mirada gacha, mirando al suelo, todos caminan hacia el norte o el sur, siguen el mismo ritmo y nadie se mira a la cara y eso para mí también sería una desventaja porque necesito encontrar mi antigua casa para intentar reparar el reloj y volver a mi tiempo, mientras pensaba cómo manejarme en esa gran ciudad, se bajaron como unas pantallas por todos lados y apareció una imagen de alguien con el rostro distorcionado y una voz ronca hablando un idioma extraño, la gente se detuvo por un momento cuando este habló, no pude entender mucho pero sonaba como si fuera una mezcla de todos los idiomas hablados en mi tiempo mezclados en uno solo; cuando las pantallas desaparecieron, la gente continuó su camino, mientras tanto, yo, caminé lejos de la urbe atravesando multitud de personas que seguían ignorándome, de pronto, alguien me apoya su mano en mi dorso, al darme la vuelta veo una «persona» con el rostro cubierto, guantes y un uniforme, parecía ser la policía o un tipo de autoridad, le pregunté que ocurría a lo que me responde:
- «Sinjoro, vi devas veni kun mi».
Le insistí que no comprendía su idioma y este me tomó por la fuerza de tal forma que perdí el conocimiento.
Al despertar estaba encerrado junto a más personas, todos estábamos desnudos; nos habían quitado nuestras prendas y las habían quemado una por una. Junto a mí había una muchacha la cuál me miraba con desesperación pero, sentí que sería en vano hablarle ya que ella no comprendería mi lenguage, pero al ver su mirada esbocé un «hola» con la poca fuerza que me quedaba, esta me sonrió con entusiasmo y me respondió:
- «Hola», fue todo lo que me dijo. Antes de que pudiera continuar con la conversación, abren la puerta bruscamente, entran y toman a uno de los nuestros, al cerrar la puerta pudimos escuchar el llanto y los gritos de dolor; no entendía que estaba pasando, porque estabamos aprisionados y desnudos, ¿qué teníamos de especial para estar aquí? La muchacha se me acercó y comenzó a contarme toda la historia.
Desde hacía mucho tiempo habían venído los «ángeles caídos» del cielo y se apropiaron de la humanidad pero de una manera muy peculiar, estos seres nos daban tecnología, alimentos, vestimentas y un hogar, los gobiernos del mundo poco a poco se transformaron en uno solo, las naciones habían desaparecido y los idiomas que conocíamos en el pasado, hoy son lenguas muertas, sólo se habla la lengua impuesta por estos seres; habían hecho muchos estudios en humanos, les habían implantado chips y por eso la humanidad estaba así y quien no tuviera estos chips debían ponerselos, por eso estabamos desnudos y encerrados, no saldríamos de la mugrosa celda hasta que nos implantaran, de todas formas sobreviviríamos, lo malo es que si nos dejamos dominar, el mundo quedará en ruinas y dejaríamos de existir.
La muchacha me dijo que la única forma de salvarnos era quitar los chips, pero para esto tendríamos que abrirle el cráneo a las personas y quitárselo, teníamos que ser fuertes porque sabíamos que no sería fácil...