Capítulo 7

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Mis parpados se sentían diez veces más pesados de lo normal. De repente mis ojos se sentian secos y pequeños, el sueño me obligaba a cerrarlos. Quizá era la reacción a no querer pensar porque, como siempre, comencé a exagerar las cosas.
Muy dentro de mi quería pensar que todo era parte de un sueño.

Levanté aquel edredón blanco y me cubrí, como a mis dolorosos pensamientos.

Cuando duermes pierdes la noción del tiempo, sientes que solo pasan minutos, cuando en realidad transcurrieron horas. Así me pasó, desperté al sentir un suave beso en mis labios seguido de mi nombre susurrado.

―Buenos días, dormilón.

Lo escuché decir con un tono juguetón mientras peinaba mis cabellos y me sonreía, tan radiante como siempre. No pude evitar contestar esa sonrisa, pero, justo después sentí como se formaba un nudo en mi garganta.

Las ganas de llorar lograron inundar mis ojos de lágrimas, no quería que me viera llorar, no, esta vez quería que él me diera una explicación; Ademas, tampoco quería pelear, así que solo rodé por la cama hasta quedar boca abajo.

―No quiero despertar.

―Me imagino que no, hermoso, pero ya dormiste demasiado y no comiste nada; así que tienes que cenar.

-¿Dormí mucho?

Dije cuando me sentí seguro de levantar mi vista y ver su rostro sonriente.

-Son las ocho de la noche...

-Sí he dormido demasiado, seguro no podré dormir por la noche.

-Yo sé que sí, porque tengo una brillante idea.

-¿Cuál?, te escucho.

-No te diré, es sorpresa.

-No me gustan las sorpresas, señor Choi.

-Minnie, no me digas señor ahora mismo, por favor.

¿Por qué no quería que le dijera señor?

"sospechoso".

Salí de entre las cobijas y me acerque hasta descansar mi cabeza sobre su regazo, obligándolo a que bajara su mirada.

-¿Qué sucede amor?

-Nada, solo... vamos a cenar ¿sí?, tengo hambre.

Ignorando su petición levanté mis manos y acaricié suavemente sus mejillas.

-Sabes que puedes confiar en mí, ¿cierto?

Se acercó y besó mis labios, un beso con sabor a preocupación...no me gustaba ese sabor.

-Vamos.

Había cocinado una deliciosa pasta, habíamos cenado tranquilos o al menos es lo que ambos aparentábamos, porque por dentro me moría de preocupación.

Cuando terminamos, ambos nos dedicamos a lavar los platos, uno lavaba y otro secaba, en cuestión de segundos ya estaba todo limpio. Minho caminó hasta recargarse en el desayunador.

-Taemin... iré al baño, acompáñame en cinco minutos, ¿sí?

-Claro.

No les mentiré estaba aterrado. Aún podía escuchar los latidos de mi corazón en mis oídos y sentirlos en mi lengua, los nervios se comenzaba a apoderarse de mi.

"Todo estará bien".

Lo repetía como un mantra sagrado.

Me acerqué al lugar donde Minho había descansado su espalda y cerré los ojos. Pronto una imagen llenó mis sentidos regalándome unos minutos de calma.

My love my old manDonde viven las historias. Descúbrelo ahora