CAPITULO 1: Hombre guapo persiguiendo a chica

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“¡Nancy, espérame!” Gritó una hermosa chica rubia infantilmente, recogiendo su falda debajo de ella. El mero sonido de su voz casi le pondría a uno piel de gallina. Ella corrió hacia adelante, corriendo tras una figura que iba desapareciendo. La figura era alta y delgada, con un largo y ondulado pelo marrón que podía captar el corazón de uno. Él no dio ninguna indicación para detenerse o mirar hacia atrás. Aunque su decisión estaba perfectamente clara, la chica detrás de él lo continuó persiguiendo.

Viendo esto, la hermosa chica aumentó su ritmo, la preocupación estaba escrita en su cara. Tras ella estaba un apuesto hombre de negro. Su respiración era controlada y sus pasos, constantes. Una espada larga estaba atada a su cintura. Siguió a la muchacha sin emoción, parecía frío y distante.

“¡Jean, deten al segundo príncipe! ¡Apresurate! Está a punto de irse.” La linda muchacha dejó de caminar, lívida, y golpeó con los pies al joven detrás de ella. “¿Estás ciego? ¿No ves que está a punto de irse?”

“Señorita, mi deber sólo es protegerte” replicó el guapo joven calmadamente con una actitud que no era ni respetuosa ni arrogante. En lo más profundo de sus ojos la aborrecía y despreciaba, pero por supuesto la chica no lo veía. Sus palabras eran muy claras: mi trabajo es protegerte, no ayudarte a perseguir hombres.

“¡Tú!” La tez de la muchacha se oscureció con furia y ella le dio un pisotón gritando airadamente: “¡Te atreves a desobedecer mi orden! ¡Espera hasta que le diga a mi abuelo! ¡Se supone que eres mi caballero, pero en realidad tienes una actitud tan arrogante! “Después de escupir estas palabras, la chica levantó su falda para correr detrás del segundo príncipe de nuevo.

Jean la siguió fríamente sin decir una palabra. Esta clase de farsa sucedía a menudo. Cada vez que la necia joven conocía a un hombre guapo, zumbaba a su alrededor como una abeja viendo flores frescas, siempre zumbando y sin parar, molestando tanto a los hombres que se hacía insoportable. El segundo príncipe ya había sido molestado muchas veces. Esta vez, sólo estaba tratando de visitar al duque, pero trágicamente, se topó con la dama. Al ver que el príncipe escapaba apresuradamente, Jean sintió simpatía.

El segundo príncipe salió corriendo de la entrada, saltó en el carruaje y le dijo al cochero que regresara al palacio. El cochero se sintió confundido por la prisa del segundo príncipe, pero luego vio a la chica rubia dando caza y entendió de inmediato. ¡Así que era la cazadora de hombres de la familia Hill! A pesar de que esta señorita amante de los hombres de la familia Hill no era favorecida, seguía siendo la nieta del Duque Hill.

El cochero comprendió que, naturalmente, el segundo príncipe no sería descortés con la señorita por temor a ofender al duque Hill, así que rápidamente azotó a los caballos para que el carro empezara a moverse. La linda chica corrió hacia la entrada, sólo para ver el carruaje ya alejandose. Se puso furiosa, tenía el rostro rojo y todo su cuerpo temblaba.

Mientras un chambelán que por casualidad estaba conduciendo un caballo pasó, ella agarró el látigo de sus manos, se subió al caballo, y azotó el látigo para perseguirlo.
“Señorita” El rostro inexpresivo de Jean parpadeó. Esta obstinada señorita perseguidora de hombres, ¿olvidó que no sabe montar?! ¿Puede perseguir hombres desbloquear talentos ocultos? Jean gimoteó fríamente.

Aunque la despreciaba, todavía tenía que asegurar su seguridad, así que se preparó para correr tras ella. Buscó un caballo, pero ya no había más en la entrada. Mientras tanto, la figura de la dama se hizo cada vez más pequeña.

Los sirvientes de la puerta miraron atónitos. ¡Quién sabía que esta perseguidora de hombres e incapaz señorita podía liberar tal potencial para perseguir a los hombres! Como miembro de la familia Hill, había avergonzado completamente su apellido. Con absolutamente ninguna capacidad para la equitación y un odio absoluto a estudiar – en resumen, ella no sabía nada de lo que debería saber. Esta era la razón por la cual también el duque Hill estaba disgustado con ella.

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