00, prólogo

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La voz le salía entrecortada y las lágrimas no le dejaban de correr

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La voz le salía entrecortada y las lágrimas no le dejaban de correr. La angustia, la bronca y la tristeza llenaban su voz. Intento darle mi apoyo, al igual que él siempre hace cuando lo necesito. No puedo evitar sentirme dentro de todo este lío, al fin y al cabo, somos como familia. Los divorcios no deberían terminar así... Acaricio su brazo, tratando de transmitirle mi apoyo.

- Soy un pelotudo - me dice tapándose la cara - ¿Cómo no me lo vi venir? La gente se da cuenta cuando sus papás se van a divorciar...

- Supongo que como todo, no siempre las cosas pasan como deberían. Digo, ya de por sí el divorcio significa que el matrimonio no salió como se esperaba, así que puede pasar que no te dieras cuenta. Sabés que tus viejos son bastante... cerrados, incluso con vos.

Hace un sonido como de incredulidad antes de secarse los ojos.

- Fríos como el hielo querrás decir. Aunque, pensándolo bien, debería haberlo pensado antes. Creo que nunca, en mis 18 años, los vi besarse estando lejos de las miradas ajenas. Pero siempre pensé que a veces el amor se da así, nunca me puse a pensar en cuán jodido estaba todo.

Tomás es mi mejor amigo. Es dos años más grande que yo, pero nos conocemos de toda la vida porque sus papás y mi mamá son amigos. Crecimos juntos. Él y mi hermano son todo lo que tengo, así que al verlo de esa forma algo en mí como que se rompió. La verdad es que lo que no me veía venir es cómo años tras año no se divorciaban, pero obviamente no le iba a decir eso, así que solo lo abracé.

Debemos haber estado abrazados por al menos 5 minutos, pero no me importaba. Le acaricié el pelo y descubrí que su perfume es riquísimo. No nos separamos hasta que él paró de llorar. Cuando se calmó, admito que no podía sacarle los ojos de encima. Después de separarnos se seca la cara y me mira con una pequeña sonrisa. Dejo de mirarlo cuando me suena el teléfono, tengo un mensaje de mi hermano:

Mamá quiere que vuelvan de la plaza, antes de que se vayan todos los invitados

Le aviso a Tomy que hay que volver y me paro y sacudo mi ropa antes de darle mi mano para ayudarlo a pararse y empezamos a caminar para volver a mi casa. A mitad de camino Tomás me para.

- ¿Qué pasa? - le pregunto confundida.

No me responde, solo me acerca a él y me besa.

- Hace mucho que quería hacer eso - me dice después con una sonrisa, que le respondo, antes de seguir caminando. Cuando volvimos a caminar me agarra la mano y no sé como no me sonrojé por completo. Siempre había pensado en cómo sería besar a Tomy, pero nunca pensé que yo le gustara.

El poco trayecto que quedaba de vuelta a mi casa lo hicimos muertos de risa mientras recordábamos algunas anécdotas graciosas, cosa que agradezco porque temía que las cosas fueran medio incómodas. Entramos a mi edificio y subimos al ascensor. Una vez que se cerraron las puertas paró el ascensor.

- ¿Qué pasa, Tomy? – le pregunté bastante confundida

- Lo que pasa es que... – suspiró – Mirá. Sé que es muy repentino y también sé que no es el mejor momento. Y aunque podría arruinar todos estos años de amistad... – cierra los ojos, maldice al aire y vuelve a suspirar – ¿Por qué no lo intentamos? Digo, sé que somos mejor amigos y que probablemente no sea lo que más querrías en tu último año...

Lo paré para que dejara de balbucear y vaya al punto.

- Está bien, uff, lo que trato de decir es... ¿Te gustaría que lo intentáramos?

Me dejó algo sorprendida, pero un fuerte cosquilleo en mi estómago me reveló cuánto me emocionaba esa posibilidad. Me emociona tanto la idea que no logro hablar. Pero cuando veo que ese brillo de esperanza y ansias se están yendo por mi tardanza y que baja su cabeza, no dudo en agacharme un poco y besarlo yo esta vez. Cuando nos separamos me río, liberando así un peso de encima. Él se ríe conmigo y me abraza antes de hacer que el ascensor vuelva a andar.

Entramos a mi casa con las manos entrelazadas y en lo que quedó de mi cumpleaños no nos separamos ni un momento, algo que a simple vista podría parecer bastante normal, desde chicos que estamos prácticamente todo el tiempo juntos y solo quienes en verdad nos conocen pueden darse cuenta de nuestra extrema cercanía. Y como tengo un hermano sobreprotector y muy observador, se tenía que dar cuenta.

- ¿Qué está pasando entre Tomás y vos? – me pregunta James, mi hermano mayor, con una mirada inquisitiva mientras me abraza por los hombros, cuando Tomás y yo nos separamos a la hora de la torta – Y me refiero a porqué no solo no se separan, sino que no se sacan los ojos de encima.

- No sé de qué estás hablando... - le digo haciéndome la inocente, pero mi sonrisa me delató, así que tuve que decirle la verdad. ¿Y su reacción? Bueno, digamos que pensé que iba a ser muy mala, pero, aunque no le copa mucho que tenga novio, lo conoce de toda la vida y sabe que es un buen chico.

- ¿Estás feliz? - me preguntó y yo le sonreí como respuesta - Entonces yo estoy feliz.

Nos abrazamos y agradezco tenerlo a él como mi hermano mayor. No sé qué haría sin él.

- ¿Pueden dejarse de emotividades? La casa está llena, no es mucho pedir que se comporten, por el amor de Di-s – nos interrumpe una voz fríay arrogante,sobre todo fría.

- Sí, mamá – le respondimos al unísono.

- Muy bien – dice juntando las manos y caminando hacia nosotros, mientras se le forma algo así como una sonrisa – Vení, Emma. Feliz cumpleaños – me dice con esa sonrisa algo falsa a mi parecer, y abrazándome.

Le devolví el abrazo algo tensa y tras ver la mirada de advertencia de James, le agradezco. Creo que esa era una de las razones por las que lo amo tanto: siempre está intentando que mamá y yo nos volvamos a acercar, como cuando era más chica, pero es imposible. Ella no entiende nada. Y que tampoco intenta entender.

Volvemos al living con todos los invitados, de los cuales, con por lo menos la mitad, nunca entable una conversación en mi vida. Para las 11, solo quedábamos mi familia y los Kravinsky.

Tomás me hizo señas para que me siente en uno de los sillones con él, mientras vemos la tele, aunque al menos yo, no le presté mucha atención. Apoyé mi cabeza en su hombro izquierdo y él pasó ese brazo por mi espalda, acercándome más a él. Cierro los ojos, disfrutando de él, de su aroma tan familiar, que me hace sentir en casa, segura y a salvo, y me acurruco en él.

- Emma, si seguís así tu hermanos nos van a descubrir y me va a matar – me respondió con un tono algo juguetón y me río un poco.

- Pero si ya lo sabe – digo inocentemente y no pude evitar una pequeña carcajada al ver la cara que puso – Tranquilo, ya calmé al toro. Y aunque te sorprenda, lo tomó bastante bien.

Después de ese gracioso momento, nos quedamos hablando y mirando televisión en el living hasta que a la 1:30 Tomás y sus papás decidieron irse a su casa.

Publicado el 15/7/2018.

Editado el 22/6/2020.

En mi perfil van a encontrar otras historias que entre lo que queda del mes y julio voy a estar retomando, así que vayan a darles apoyo y estén atentos que en cuanto termine de editar el siguiente capítulo se vienen nuevas actualizaciones.

Voten y no dejen de comentar todo lo que se les ocurra, voy a estar más que feliz de leer sus comentarios, opiniones y consejos.

Xoxo
Weekend Sky

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