Madera

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 Estaba en el bar a dos cuadras de la pensión donde me acababa de mudar. A la izquierda de la puerta de entrada se podían ver tres cuadros de quien sabe que artista, pero en mi opinión había dibujado unos feos y muy deformes tomates.

Eran las once aunque en Buenos Aires siempre hay movimiento y pareciera más temprano, ademas yo, aunque fue un viernes de arduo trabajo, no estaba cansada.

-Un te, un té negro.

-¿no quiere acompañarlo con algo?dijo y sacó el bloc donde anotaba las ordenes.

-Sin crema, sin azúcar, sin leche, sin masitas, sin brownies, ni nada que no sea un té negro.-dije de mal humor, salir del trabajo, es salir del trabajo.

-Sí, perdone sonrió tímidamente.

 Una muchacha de aproximadamente veinte años y muy hermosa entró por la puerta. Su silueta de reloj de arena era tan armoniosa que mirar a tan hermosa chica me extasiaba. Contemplarla fue muy agradable hasta que, recorriendo sus blancas manos observe una de sus uñas. Estaba rota.

 Me senté junto a ella en la barra e hice una seña al tipo que sirve los tragos y le pedí un whisky, lo mismo que la muchacha estaba tomando.

-Este whisky más que barato es inservible hasta para una borrachera melancólica.

-Tenés razón, nunca había tomado peor whisky -soltó una risita.  

-Me llamo Stella-dije estirando mi brazo.

-Laura-sonrió y estrechó mi mano.

Ya pasaron más de siete tragos.

Rió de una manera muy alta y exagerada debido a la borrachera¡no puedo creer que en serio las ondas de tu pelo no sean resultado de una permanente!

Reí y creo que estaba igual o más borracha que ella-eeeen serioo te lo-lo-lo juuuuro son naturalesssssssss-mi tono era diferente y alagaba mucho las palabras por alguna razón.

Deslizó su mano por la mesa hasta rosar mis dedos, me miro a los ojos y dibujo con sus labios rojos una sonrisa picara.-tengo un departamento cerca del Obelisco-.

Entendiendo lo evidente indirecta pague la cuenta y nos fuimos del bar. Lluvia torrencial, aunque el movimiento se mantiene un viernes por la noche como un locutor interrumpiendo una canción en la radio.

-taaaaaaaaxiiiiii-dijo agitando sus manos en la calle.

-nueve de julio y avenida córdoba

Estábamos las dos en el asiento de atrás del taxi. El taxista estaba completamente concentrado en los autos.Mis dos dedos hicieron como si caminaran por la pierna de Laura asomándose por abajo de su falda negra con puntos blancos y un poco corta.

-son trecientos cuarenta y cinco pesos.-El taxista extendió el brazo.

-Tome- Laura le dio un billete de quinientos pesos y tomando mi mano abrió la puerta y corrió fuera del taxi.

Estábamos en la entrada de su casa, se puso en frente de mi y tomo mis dos manos. se acercó y apoyó su frente en la mía. Alguien por favor evite que ella sonría, esa sonrisa. coloco su pulgar en mis labios y estaba como dibujándolos. Se sentía como si fuera la primera vez que mi boca se entreabriera.Creo que La dirección del cielo es nueve de julio y avenida córdoba. Estando tan cerca no pude evitar drogarme con el olor de su perfume. sus labios eran tan tibios, su lengua se apoyaba tímidamente en mis dientes.

Esa noche puede ser tranquilamente la definición de pasión,aunque tal vez me estoy quedando corta.

después de eso hubo semanas conociéndonos, le conté todo sobre mi. Que soy escritora aunque si quería leer mis poemas debía leerlos despacito y  en voz baja y no desilusionarse si siempre describía sueños que llegaban descalzos y despeinados a ninguna parte. Que nunca respiré muy cerca de mi mama por miedo a que la nicotina me ahogue.

Laura no era tan complicada, solo era una contadora en jefe, muchos empleados a su merced y todo su trabajo carcomiendo su tiempo.

Me presentó a sus padres, que me recibieron muy amablemente y estaban ya preguntandoce si íbamos a contraer matrimonio ya pasados 3 años de nuestro noviazgo.

Pasado el tiempo nos mudamos juntas a una casa con un gran patio, sus padres nos ayudaron con una parte de la plata que necesitábamos para comprar semejante casa. Era muy rustica y en el fondo del patio tenia un quincho donde Laura guardo muchas cajas con recuerdos.

Todo era como un sueño, todo marchaba bien, hasta nos podíamos ver en un futuro cercanísimo  probablemente casadas. Pero no. El sueño se me escapaba de entre los dedos como arena.

Laura decidió convertir su quincho con recuerdos en una oficina para poder trabajar un poco en casa.Me pareció normal que se tomara un par de horas ahí dentro. Hasta que una noche, se levanto de la cama y dijo que tenia muchas cosas pendientes del trabajo y que estaría un par de horas en el quincho. Obviamente algo estaba pasando, cada vez mas tiempo en ese quincho, día y noche no era normal.

Espere a que piense que me había dormido y se levantara a ir a su "oficina" para seguirla sin que ella se de cuenta. Cuando escuche la puerta al patio cerrarse me levante y fui hacia esa puerta, observe por la ventana y espere a que entrara al quincho para ir.

ya al lado de la puerta acerque un poco mi oreja.

-te amo Marina y se que debería dejarla pero no quiero lastimar a Stella, creo que se esta dando cuenta que soy un poco cortante con ella, tal vez porque ya no puedo amarla tanto como te amo a vos.

se me rompió el corazon en mil pedazos. Laura estaba con otra mujer ahí dentro. Y no le estaba hablando por teléfono porque se notaba que ahí habían dos personas.

Al otro día Laura se fue a casa de sus padres para almorzar. Pero antes de que se fuera robe la llave de su oficina de su bolso. ¿que oculta ahí adentro? ¿porque se encuentra con Marina en nuestra propia casa?

Revise cajones y cajas y nada fuera de lo normal hasta que encontré una gran caja verde que decía con letras chiquitas "Marina". Al abrirla me encontré con algo que en serio no me esperaba. Una muñeca antigua de madera con rasgos asiáticos se hallaba perfectamente recostada en esa caja. Habia cartas al lado, eran de amor. ¡¿esta es marina?! ¡¿esta muñeca me había robado a Laura?! La rabia me había invadido y comencé a destrozar a la muñeca, deje su "cadáver" en medio de la oficina y volví a cerrar con llave.

Laura se quedaría hasta tarde en casa de sus padres, cuando volvió yo estaba dormida. Al otro día Laura no estaba en mi cama.

-¿Laura?-dije saliendo de la habitación 

-Estará en el quincho-pensé en voz alta y una sonrisa se me dibujo en el rostro.

la puerta estaba abierta, cosa que era rara ya que aunque ella este adentro estaba siempre cerrada con llave para que nadie la moleste mientras estaba "trabajando".

me horrorice. El cuerpo de Laura abrasado al cadáver de marina con un frasco de pastillas al lado. Un suicidio por amor hacia un montón de madera, a mis ojos no solo me parecía ridículo si no un acto de solemnidad indecible. Quede allí de pie inmóvil mirando a Laura que en su agonía abrazaba a una muñeca que mostraba una siniestra sonrisa.

Infierno En Un TragaluzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora