"Nii-san, nii-san, cuéntame esa historia otra vez, por favor", me pedías siempre ilusionado todas las veces que venías a visitarme al hospital. Yo te sonreí y comenzaba a narrar la leyenda que tantas veces habías querido escuchar.
"Un hilo rojo conecta a aquellos que están destinados a encontrarse sin importar el tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar, contraer o enredar pero nunca se romperá.
Cuenta la leyenda que, en la antigua China, un emperador ordenó a sus súbditos que trajeran ante él a una vieja hechicera que podía ver ese hilo en las personas.
Cuando la anciana llegó, el emperador le exigió que buscara el otro extremo de su hilo para que lo llevara ante la que sería su futura esposa. Esta búsqueda los llevó hasta un mercado, donde una humilde campesina con una bebé en los brazos ofrecía sus productos. Al llegar al lugar en el que estaba esta campesina, se detuvo frente a ella y la invitó a ponerse de pie. Hizo que el joven emperador se acercara y mostrándole el dedo meñique dijo: «Aquí termina tu hilo», pero al escuchar esto el emperador enfureció, creyendo que era una burla de la hechicera. Este empujó a la campesina que aún llevaba a su pequeña en brazos y la hizo caer, haciendo que la bebé se hiciera una herida en la frente. Luego, ordenó a sus guardias que detuvieran a la bruja y le cortaran la cabeza.
Pasó el tiempo y llegó el momento en que este emperador debía casarse. Su corte le recomendó que lo mejor era que desposara a la hija de un general que comenzó a sobresalir hace algunos años. Aceptó y llegó el día de la boda. Justo el momento de ver por primera vez la cara de su esposa, que entró al templo con un hermoso vestido y un velo que la cubría totalmente, vio que ese hermoso rostro tenía una cicatriz algo peculiar en la frente".
Normalmente, cuando terminaba de contar la historia me preguntabas emocionado si esa historia había sucedido de verdad o era un cuento; sin embargo, uno de esos días te quedaste callado con la mirada perdida en el suelo.
Me preocupaste bastante con esa reacción; de hecho, pensé que ibas a romper a llorar de un momento a otro. Así que esperé a que tú hablaras.
"Ya me contaste que es una leyenda y por eso cada persona decide si creer o no, pero yo todavía no sé qué hacer". De repente levantaste la cabeza y me lanzaste una mirada llena de determinación y dijiste: "Así que te pediré que me la cuentes una y otra vez hasta que me decida".
Esa seriedad con la que rompiste el silencio no me provocó otra cosa además de puras carcajadas, incluso llegué a pensar que me quedaría sin aire por reírme tanto.
—Todavía era muy pequeño. —Aparentabas estar más tranquilo pero guardaste tus manos en los bolsillos, gesto que te delataba. —Seguro que apenas tendría siete años; además, ya no estoy tan interesado en esos asuntos.
—Está bien, ya no te sacaré más ese tema, lo prometo. Sólo lo recordé y sentía curiosidad, nunca me dijiste cuál fue tu decisión final.
—¿Debería?
—Ahora puede que no, pero en ese entonces me lo solías contar todo.
—Las cosas han cambiado mucho desde entonces.
—¿Eso crees? A primera vista podría parecer así pero te puedo asegurar que ese niño que se apasionaba por las leyendas sigue existiendo.
—¿Eh? —Miró su móvil. —Creo que debería irme ya, tengo que terminar una redacción importante. Adiós, nii-san.
—Adiós, Kyousuke. —Me despedí de él con una sonrisa. —¿Lo ves? Tus excusas siguen siendo igual de malas. —Murmuré cuando abandonó la habitación.
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💜 El final de mi hilo. {1ª Historia}
Fanfiction¿Alguna vez has escuchado la leyenda del hilo rojo? Tsurugi kyousuke sí que la escuchó de pequeño. Tan maravillado estaba con ella que aún hoy, con quince años, la recuerda. En su imaginativa mente recrea mil y una veces el momento en el que la pers...