Un chico de pelo blanco entró en la habitación del hospital.
—Buenas tardes, chicos. —Saludó animado mientras alargaba la última vocal. —Si no te importa, Kyousuke, te tomaré el relevo de momento. —Su sonrisa se tiñó con un pequeño toque de picardía, a la vez que las mejillas de mi hermano adquirieron un tenue color rojo.
—Perfecto, entonces te lo encargo, Ikki.—Me acerqué a la puerta. —Te veré otro día, nii-san.
Salí lo más rápido que pude para evitar las escenitas, que seguro que no tardarían en llegar, y me marché del hospital.
Quería volver lo antes posible a casa. Me había vuelto a invadir la misma sensación de que alguien me observaba fijamente y no sería yo el que se detendría para confirmarla.
—¡Ey, Tsurugi! —Al escuchar la voz de Kirino me detuve y miré en todas las direcciones posibles hasta encontrarlo.
—Buenas tardes, Kirino-senpai, ¿Qué tal está? —No cambié mucho mi tono al hablar, ya que habría sonado bastante nervioso, simplemente intenté demostrar la máxima educación posible.
—Me he enterado de que no irás a la fiesta. —Me miró de forma seria e intranquila. —¿Sucede algo grave? —Se acercó a mí y me puso su mano en el hombro, algo muy extraño en él.
—¡Qué va! —Me moví hacia atrás, quedando a la misma distancia inicial. —No me gustan demasiado las fiestas. —Moví las manos para quitarle importancia a la conversación a ese asunto.
—Aunque digas eso seguro que Tenma y Shinsuke te acabarían llevando, aunque tuvieran que bloquearte la entrada a tu casa. —Mostró una dulce sonrisa.
—Es una opción completamente posible. —Intenté disimular la risa que esa broma me causó. —De todas formas, he estado más cansados estos días. Así que, el viernes, en cuanto terminen las clases, volveré a mi casa para descansar. Hasta mañana, Kirino-senpai.
—Claro, hasta mañana. —Escuché cómo él también se despidió, aunque no sonaba muy convencido.
Cada uno debía continuar por un camino distinto así que tuvimos que separarnos. En cuanto llegué a mi solitaria casa, me dirigí a las estanterías de mi cuarto para tomar un libro y comenzar a leerlo. Al menos eso era lo que hubiera querido hacer, pues mi teléfono sonó, indicándome que había recibido un mensaje.
Kirino: Tsurugi, de verdad si alguna vez te sucede algo, que sepas que puedes contar conmigo
Tsurugi: Lo digo en serio, Kirino-senpai, estoy bien y no me pasa nada
Kirino: Me cuesta mucho creerte
Tsurugi: El que debería preguntarte soy yo
Tsurugi: Siempre estás preocupándote por mí, pero hoy parecías más alterado que de costumbre
Kirino: Bueno, yo...
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💜 El final de mi hilo. {1ª Historia}
Fanfiction¿Alguna vez has escuchado la leyenda del hilo rojo? Tsurugi kyousuke sí que la escuchó de pequeño. Tan maravillado estaba con ella que aún hoy, con quince años, la recuerda. En su imaginativa mente recrea mil y una veces el momento en el que la pers...