Aldo

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Ya habíamos caminado un buen tramo, pero en silencio yo creí que Isabella no iba a parar de hablar pero me equivoque.
Esa sensación de ser observada volvió a mi, pero no se me ocurrió alguien que lo estuviera haciendo.

—¿Qué te pasa?— La volteé a ver y tenía la mirada perdida.

—Tu tío, eso me pasa— Me miró

—Oye... Perdón por lo que pasó hace rato ¿si? Es un estúpido y yo...

—¡No! El no es estúpido, es genial de hecho.

—Te contagio de su estupidez— Desvíe la mirada y me sentí decepcionada de ella.

—Creo que el me gusta Mich.

—No pinches mames Isabella.

—Es muy atractivo— Dijo sonriendo y codeandome.

—Shee me da igual— Me aleje un poco de ella— ¿Podemos cambiar de tema?

—¡Hay claro! Tienes muchas cosas por recordar bebe.

—¿Como cuales?— Dije con desinterés. Repentinamente me sentía sad.

—Pues los lugares que frecuentabamos, tantas pláticas que tuvimos.— Después de una pausa volvió a hablar— ¿Te acuerdas de Aldo?

—¿Aldo? Mmmm no— Por instinto mire atrás por que seguía sintiéndome observada, pero no había nadie.

—¡Hay por favor!— Gritó y las personas se nos quedaron viendo— Aldo era tu platónico.

—Baja la voz. Y ¿Como que mi platónico?

—Eran tan adorables, él era tu platónico, tu eras su platónica. Pero nunca se dijeron nada.

Ya había visto a varios chicos y chicas que le sonreían a Isabella y se desconcertaban por su reciente compañera, ella solo les respondía el saludo.
De pronto vi a un chico que ¡Dios! era un pedazo de perfección andante, desde lejos se nos quedaba viendo y parecía incrédulo al parecer se acercaría y antes de eso aclararía mis dudas con Isabella.

—Isa ¿Quien es el chico que viene para acá?

—¿Por que la pregunta?— Volteó a ver a enfrente y sonrió, me miró de una forma extraña, como si yo supiera la respuesta.

—Solo es eso, una pregunta.

—Es guapo ¿Apoco no carnal?.

—Pues si wey no mames, guapísimo.

—El es Aldo wey.

—No mames ¿Como que el es Aldo?— Útilmente todos mamaban mucho (:v).

—Si, ¿Le hablo?

—No, no, no. ¿Para que?— Me sentía nerviosa.

—No hace falta— Se río burlonamente por que el ya venía con nosotras.

—Hola Isa— Que voz tan hermosa, le sonrió y la saludó de mano. ¡Que sonrisa!
Venía vestido con un pantalón azul y una playera negra, tenía unos convers negros.
Era un poco más alto que yo, tenía el cabello bien peinado para el lado derecho, era café, sus ojos eran de un café profundo y su ceja era gruesa, sus dientes perfectos y cuando pronunciaba palabra o sonreía se le marcaban unos hoyuelos que lo hacían IRRESISTIBLE. Era sin duda el pedazo de perfección más perfecto de  Perfeccionalandía (Lit es perfecto).

—Hola Aldo— Le dijo Isa, cuando me miró yo estaba embobada con él— Oye ¿Te acuerdas de tu platónica?— Cuando dijo eso deje de mirarlo.

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