12 de Abril del 2017
Amado tuyo y no mio:
Te escribo esta noche con la certeza de que al menos ojearas estos tristes versos que he escrito a mano imprenta, usando la tinta de mi sangre coagulada y pálida sobre el papel. Supongo que no hay mucho que decir, con la indiferencia y el recuerdo las palabras nos han sobrado y de cierta forma es mejor no saber realmente que ha pasado, así podemos ignorar la culpa. No quisiera disculparme porque de cierta forma aceptaría que me sepultes en la mente, caería en sueño tan grande del que no podría volver a tus delirios ni como espectro. Prefiero seguir corriendo de vez en cuando sin mi rostro o mi voz por los jardines de tu columna vertebral. De vez en cuando huir descalza para no hacer ruido a tu recuerdo. Siento mucho molestarte constantemente, pero nunca imagine una rutina sin tu compañía. Los huracanes de las miles de posibilidades que trae el destino jamás vinieron con instrucciones para sobrellevar la tormenta que ahora cae de mis ojos. Temo mover dedo alguno por miedo a derrumbar por completo los escombros que han quedado de mi vida. Christofer, al menos podrías explicarme que hacer cuando las luces estén apagadas y tú ya no estés a mi lado para encender la lámpara. Temo abrir el armario y encontrarme con los miles de monstruos en forma de recuerdos, pecados, palabras nunca dichas, consecuencias, tu vida sin mí. Podría morir en cualquier momento nadie lo sabría, ni yo misma lo recordaría. Christofer, siento molestarte pero necesito que revises cada hora mi pulso por si ahora estoy soñando. Es que desde que colgaste aquella noche la llamada poco a poco se me ha ido reduciendo el aire y cada vez me parece más común respirar sin oxígeno. Lo más grave es que he perdido los caminos a casa, tal vez los borre con los pies cada que intentaba caminar lejos del pasado. Por favor, trázame un nuevo mapa de tu espalda, que casi me parece haber olvidado la posición de tus lunares. Siento mucho recurrir a ti pero eres en quien más confió y tengo miedo de ir olvidando poco a poco quien soy. Tú me conoces tanto que no tendrás problema en recordármelo. Te dejo la llave de la puerta de mi cuarto bajo las estrellas fugaces que caen esta noche con la esperanza de que al morir no me sepultes en tu mente sino en un lecho con las miles de flores que nunca me diste. Despídete por mí de la persona que alguna vez fui, de la persona que quise ser y de la persona en la que mis errores me convirtieron. Moriría de dolor al saber que a pesar de conocer de mi agonía no vengas esta misma noche a arrojar lo que sobra de mí en trocitos de polvo al viento. Christofer, perdóname por quitarte así el tiempo pero me he quedado sin esperanzas desde que te fuiste. Siento mucho no haber terminado de contarte lo mucho que te amo, ahora que siento a la muerte llamarme te lo diré. No es por tu gracia o por tu cuerpo tibio cada tiemblas a causa del viento que corre cerca de la costa. Es porque eres la parte mía que se perdió en un rompecabezas viejo y seguramente no volverá. Eres la esperanza que nace de la muerte de las ilusiones. Eres como la última cucharada de café en un tarro oxidado. Simplemente eres tú y soy una tímida sombra que se va alejando poco a poco de la vida, llamándote como testigo para que alguien admita que he muerto y no que duermo.
Con amor, una vieja amiga.
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Carta a un Amante
RomanceLa muerte más lenta que existe, la de olvidar a alguien. La necesidad que surge de la ilusión y la crueldad del tiempo ante los ojos de un enamorado. No hay agonía más cruel que la de ver al amor de tu vida llamando a alguien más 'el amor de su vid...