Gracias por estar ahí cuando más lo necesitaba, por secarme mis lágrimas, por acompañarme en esas noches en las que no podia conciliar el sueño, por hacerme sentir la persona más afortunada de tenerte, por ayudarme en cada obstáculo que se me ponia delante y hacia que se me dificultara el camino. Gracias por darme tus mejores consejos, por esos abrazos tan calidos y sinceros, gracias por esas veces que me recordabas lo mucho que me querias, Simplemente gracias por cada diminuto momento.
Gracias por todo.
Pero, ¡hey! Se te olvido enseñarme como sobrevivir sin tí.