Siento un cuerpo caer sobre el mio, da pequeño saltos, no puedo molestarme más, no me gusta despertar temprano. Intento con todas mis fuerzas no empujar a la persona que esta sobre mi, eso, hasta que escucho tu voz.
—Buenos días. –tu bonita voz tan dulce llega a mi como pétalos de cerezo.
—Buenos días Jiminnie. –alargo un poco y sonrió volteando mi rostro hacía ti.
Sigues sobre mi cuerpo y siento el calor que emana el tuyo, algo pequeño que se hace grande crece por segundos en mi pecho. ¿Puedes escuchar mi corazón?