Mi rostro esta cerca del tuyo y tu no te alejas y tus ojos me inspeccionan y yo siento que mis mejillas arden. Mis ojos no son capaces de mirar a los tuyos, tengo miedo de que lo sepas, de que sepas que siento por ti.
Tu cálida mano toma mi rostro y casi de inmediato reacciono a tu contacto, me inclino un poco y sin quererlo cierro los ojos.
—¿Puedes abrazarme? –tu voz grave y tan suave titubea al pronunciar aquello.
No necesito que me lo pidas otra vez, recargo mi peso en ti y coloco mi cabeza en tu pecho y te envuelvo con mis brazos y me envuelves en los tuyos, siento como besas mi cabeza y sueltas un suspiro. Y desde aquí; escucho tu corazón.