𝑷𝑬𝑫𝑨𝒁𝑶𝑺 | "Así que decidiste ocultarte bajo esa sonrisa brillante, guardaste todos tus partes rotas en tu corazón y no notaste que te estaban destrozando por dentro."
Espero no pierdas la cabeza cuando te vuelvas testigo de como el chico con...
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PRIMER CAPÍTULO: "Rostros"
Mi trabajo nunca ha sido fácil, no hay descansos porque siempre soy requerida en alguna parte. Todo el día y noche yendo de aquí para allá, no importa si es navidad, año nuevo o un cumpleaños, si debo llegar simplemente lo hago, sin embargo, creo que la parte más de difícil no es la cantidad de trabajo que tengo, mas bien, es observar a quienes quedan sin mi.
Hay rostros que no evitan mirarme directo a los ojos, me tienen frente a frente y se mantienen allí enhiestos, el miedo sólo les roza. Aquellos son los rostros que me persiguen por siempre, y la historia en la te verás envuelto es acerca de dos de ellos.
Recuerdo a la perfección aquél pequeño de brillantes ojos mieles que solían observar al mundo con emoción, incluso el día en que comencé a merodear cerca de él enseñaba aquella sonrisa de dientes apenas aparecidos. Eso no ocurre normalmente, apenas se hace alusión a mí, toda la felicidad se desvanece, sin embargo, Shawn era demasiado él como para ver maldad, incluso en mí; Siempre fue un niño que me veía de una forma distinta, estaba convencido de que no soy el final de todo, si no mas bien, el comienzo de algo nuevo.
No era algo anormal considerando que me llevé a su mejor amigo cuando sólo tenía diez, y finalmente a su abuela frente a sus propios ojos cuando él ya tenía trece ¿en qué otra cosa buscaría consuelo un pequeño si no fuera en la idea de que hay algo más allá?
¡Por favor! no me juzguen por las circunstancias en que decidí arrebatar estas almas; cuando llega la hora, simplemente llega.
Krystal es otro de esos rostros que no puedo olvidar.
Una infinidad de personas le desearon que yo estuviera con ella, otras le causaron que quisera estar conmigo, pero probablemente no sabían que la acompañé incluso antes de su nacimiento, porque yo hago presencia cada vez que alguien me menciona, cada vez que una persona no soporta la existencia de otra, cada vez que lanzas un comentario al aire sobre lo mucho que odias estar vivo, sin embargo, muchas veces aún no es el tiempo de que te arrulle en mis brazos para que empieces un dulce sueño.
Aquella castaña vivió junto a mí siempre, lo cual es la gran ironía de este asunto; la conocí lo suficiente como para estar segura de que su alma es única y jamás encontraré otra como la suya.
