Prólogo

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Decidí comenzar a publicar este fanfic acá y comenzar a llenar mi cuenta con algunas de mis historias. Subiré los capítulos seguido.

Advertencias generales: Sesshomaru x Inuyasha. Incesto. Lemon en algunos capítulos. Mpreg. Lenguaje levemente soez. Agradables campos semánticos. Machismo inevitablemente necesario para mantener el canon. Algo de violencia. Tonterías y más.

Inuyasha no me pertenece a mí, es de Rumiko Takahashi y estudio Sunrise.

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Prólogo

—Él será para ti.

Al oír de nuevo esa frase, Sesshomaru se sintió capaz de reírse, pero no lo hizo. No era parte de su naturaleza y, además, estaba más enfurecido que divertido.

Su padre había enloquecido, no se le ocurría otra explicación. Si no fuese así, ¿por qué ahora le estaría planteando semejante locura? Sin duda se debía a su excesivo contacto con los humanos, eso le estaba llevando a perder el juicio. Haberse encariñado con una lo llevó al borde de la locura y su derramamiento se produjo cuando se supo que esa humana tendría un hijo.

No podía imaginarse la forma monstruosa que tendría ese híbrido. Después de todo, ¿qué hanyō no poseía una apariencia desagradable? Jamás había tenido el placer de apreciar el resultado de la mezcla entre un perro demonio y un humano, ya que muchos de su especie no había, pero Sesshomaru sí recordaba haber visto diferentes tipos de hanyō y sus apariencias rayaban lo escatológico.

Que ahora, su padre, le dijera que tendría uno de esos mestizos y además, él, Sesshomaru, tendría que tener alguna clase de trato con ese hanyō era inaceptable.

—Eso es ridículo —mencionó tajante, sin moverse de su lugar, consciente de lo irrespetuoso que estaba siendo con el Señor del Oeste, pero, en ese momento a sus ojos, se había convertido en un demente—. Jamás tendría que ver con un ser así. Es más, apenas nazca debería ser...

—No te atrevas —interrumpió el señor yōkai, adivinando a la perfección qué iba a decir su hijo y no lo permitiría—. Eso nunca, ni tú ni yo ni nadie. Él es tu hermano.

—Un hanyō jamás será mi hermano —sentenció mirando los ojos de su padre, absolutamente seguro de sus palabras.

—Lo será —Inu no Taisho, en ese momento, parecía mucho más seguro de lo que decía, casi dando la impresión de ser capaz de ver el futuro—. Tu hermano y tu compañero.

Un gruñido furioso se escapó de su boca cuando oyó esas palabras. Era inaceptable. Si no le tuviera tanto respeto a su señor padre, lo atacaría despiadadamente por ese insulto. Él jamás tomaría como compañero a un ser híbrido que era un agravio a su nombre y familia.

—Es un hanyō —recordó creyendo que esa era suficiente razón para negar aquella locura, pero su padre veía todo lo contrario.

—Por eso mismo. Tendrá lo que a ti te hace falta, eso tan importante que tienen los humanos y nosotros no —Sesshomaru lo miró sin entender una palabra e Inu no Taisho no se sorprendió. A su hijo aún le faltaba un gran camino por recorrer para encontrar el trasfondo en sus palabras—. Fortaleza. Esa que tiene los humanos y de la que los yōkai carecemos. Compasión. Amor. Cuando encuentres todo eso, cuando tengas algo que proteger, serás incluso más fuerte que yo, Sesshomaru.

En ocasiones muy escasas, Sesshomaru recordaba esa conversación con su padre, ya que fue una de las últimas que tuvieron. Aún creía que era ridículo y las palabras que recibió no significaban más que un simple delirio, pero, por alguna razón, era incapaz de olvidarlas.

Vínculo predestinadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora