Hi, Kitty! ❈ JuNo

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Dedicado a Dogotchi bebé.

El viento azotaba con fuerza las paredes, puertas y ventanas en Seúl, cualquiera dentro de su casa podía sentirse seguro, caliente y cómodo.

Así estaba JunHui.

Claro, hasta que el sonido del timbre llegó a sus oídos. ¿A quién se le ocurría andar por las calles a esas horas de la noche y con ese frío invernal?

El chino dudó en ir a abrir, pero se vio arrastrando los pies hacia la puerta de su casa, con una manta sobre sus hombros y pijamas gruesas que lo hacían ver como un pequeño malvavisco. Al abrir no vio a nadie, había sido engañado, seguramente; mas al bajar la vista y encontrar una pequeña caja con agujeritos se llevó una gran sorpresa.

Tomó con cuidado la caja y la inspeccionó, para luego irse a su habitación con rapidez, habiendo cerrado la puerta con fuerza.

Se sentó en la orilla de su cama y sacudió un poco la caja, al no escuchar sonido alguno la abrió sin más.

Casi se desmaya al observar una manta enrollada y sobre ésta una pequeña nota.

"Al que encuentre mi cajita.

Lamento haber llegado de imprevisto, no era mi intención, pero la situación de mi viejo dueño hicieron las cosas así.

Me llamo Chan, pero me gusta que me llamen Channie, soy un bebé híbrido de gato.

Mi antiguo amo decía que era muy bonito, espero parecerte bonito también a ti, claro, si me aceptas.

Si no, de cualquier forma gracias por al menos tomarte el tiempo de leer mi pequeña carta.

Posiblemente esté entre la mantita dormido, ya que es mi favorita. Espero que puedas ser bueno o buena conmigo, yo no suelo ser malo.

Gracias por leer. De nuevo.

-Channie.

PD: si te quedas conmigo, no tires la cajita. Es tan importante para mí como mi manta."

JunHui sorprendido, tanteó en la pequeña tela celeste hasta dar con un suave mechón de pelo café que hizo que las yemas de sus dedos picaran por tocar de nuevo al instante. Sin más que temer y sabiendo que no había sido engañado, tomó la manta entre sus manos y la puso en su cama. Poco a poco la fue quitando hasta dejar una pequeña figurita hecha un ovillo y con una pequeña colita esponjosa entre sus manitas, además de sus pequeñas orejas caídas a cada lado de su cabeza.

Y hasta ahí fue que Jun se dio cuenta de en qué se había metido.

Tomó con cuidado la manta y la puso sobre el pequeño, no quería que le diera frío. Quitó la caja de su cama y la puso en una esquina de la habitación, para luego ir casi volando a por algo que darle de beber al híbrido que yacía sobre su cama.

No tenía el corazón para lanzarlo a la calle, y bueno, se había muerto de ternura al ver a Channie enrollado en la manta.

Se propuso llegar a ser el mejor dueño del mundo mientras calentaba una pequeña taza con leche que había encontrado en su nevera. Pensó que tendría que comprar un biberón y ropa de bebé, ya que Chan tenía el tamaño y apariencia de uno excepto por los rasgos animales.

Al regresar a su habitación el nombrado estaba tallándose los ojitos mientras bostezaba, y esa imagen le derritió a JunHui el corazón.

"¡Dios! Es tan tierno!"

Se acercó a su cama con lentitud, intentando no asustar al gatito que ahora lo veía entre confundido y precavido, esperando lo que fuera a pasar.

—Hola, me llamo JunHui, pequeño —. Dijo con la voz serena para no incomodarle. Chan se veía un poco nervioso, pero cualquier signo de eso cambió al tener un pequeño tazón con leche frente a él. Ni siquiera le respondió a JunHui y comenzó a probar gustoso la bebida, con la mirada atenta del contrario sobre él.

Al ya haber saciado un poco su sed, limpió su boquita con una de sus manos y se dispuso a hablar, haciendo lo mejor que podía.

—Nota, leer. ¿Ya? —Al ver a JunHui asentir prosiguió: —Channie, un gusto.

Extendió su mano en dirección a JunHui y éste le dio su dedo, saludándose.

—Bueno, pequeño Channie, te quedarás conmigo, ¿te agrada la idea?

Chan dudó por un momento, el gigante frente a él no le atemorizaba. Al contrario, se le hacía graciosa su voz y su manera de mostrarse nervioso frente a él.

Le echó un vistazo a la habitación donde se encontraban y un poco más convencido, sonrió sin mostrar sus pequeños dientes y asintió.

Una nueva aventura comenzaba para ambos  ese día.