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5657 palabras. Admin: JEONCIDIO #PeleaDeReyes

El capitán miró de un lado a otro. No había nadie aparte del pequeño zagal de aguas dulces y él mismo.

Observó al contrario una vez más.

Sus ojos eran del mismo color café que las cantidades que el robaba a algunos barcos mercantiles. Su cabello negro tan oscuro como el cielo al anochecer en noches de tormenta. Aquella piel de color canela suave que podría compararse con la arena que sus pies pisaban. Y por supuesto aquellos labios rosados entreabiertos del mismo color que las gemas que unas horas atrás había tomado.

-Tu nombre. -exigió.

El joven no respondió. "¿Acaso es mudo?" se preguntaba el capitán.

-Mira crío de aguas dulces y cabello alborotado. No soy alguien pacífico, pero hoy conseguí un buen botín por lo que es tu día de suerte, no te mataré... por ahora. -hizo una pausa tomando el mentón del pelinegro -Vas a contestar mis preguntas si no quieres que mi espada acabe empapada de tu sangre.

Los ojos café se abrieron desmesuradamente. 

-No, por favor -suplicó. -Mi nombre es JungKook. -su voz temblaba junto con su cuerpo.

-Bien JugnKook. ¿Qué haces aquí, solo?

-Yo...

El silencio reinó en el lugar. Ni los pájaros, ni las olas algo lejanas, ni las respiraciones de los dos hombres se alcanzaban a escuchar. Entonces, un hipido interrumpió la silenciosa melodía. El de cabellos negros lloraba lo más en silencio que se permitía. Su brazos sobre sus piernas arrodilladas ante el capitán y su mentón agarrado por éste.

-Insolente. Tus lágrimas no me conmueven. Responde o un reguero de sangre manchará las terrenosas piedras bajo nuestros cuerpos.

-Yo...

-Tú.

-Me abandonaron aquí.

-¿Quién?

-Mi... -no quería pronunciar aquello, no podía ante tan poderoso hombre. Su pálida piel junto a su cabellera del color de las esmeraldas, sus ojos felinos y sus delgados pero rosados labios habían embelesado al menor. Grave error, pues por aquello se encontraba en tal situación.

-Tengo muy poca paciencia y estás acabando rápidamente con ella. -el agarre en el mentón fue mayor.

-Mi señores me abandonaron aquí, señor. Dijeron que no era lo suficientemente bueno y que debía morir por el ultraje de merodear por la despensa. Por favor, no me mate. -su voz había salido en unos tonos algo agudos mezclados con el sollozo que se hizo ahora más audible. Su ojos estaban cerrados, sin poder mirar al contrario, temiendo lo peor y rezando porque aquel hombre le dejara con vida.

-¿Eras un esclavo?

-Sí -susurró de manera casi imperceptible.

-Entonces ahora serás el mío.

Los ojos cafés volvieron a abrirse mirando los el contrario a través de las lágrimas. 

-Por favor, n-

-Calla JungKook. Dijiste que eras esclavo y bien me viene uno. Tu palabrería no será rival para mí. Míralo por el buen lado pequeño -sonrío ladinamente - o esclavitud o tu cuerpo desangrándose. Creo que te ofrecí un buen trato.

Soltó el mentón y se incorporó.

Algo de tierra había ensuciado su prendas, pero no le dio  importancia. Había conseguido más de lo que esperaba cuando divisó tierra.

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