Quiero aclarar que debido a la temática, el siguiente oneshot no es de mi autoría. Gracias a AkiraOno95 por cooperarme con su talento.
Las relaciones entre alfas y omegas resultaban ser más difíciles que cualquier otra. Otabek lo sabía muy bien. No importaba cuántas personas le fueran presentadas, jamás había alguien que fuera lo suficientemente llamativo para su alfa interno o para sí mismo... hasta que llegó Yuri Plisetsky. La dura expresión de los ojos verde azulado del rubio lo dejó boquiabierto y, aunque su alfa no tuvo reacción alguna al estar cerca de él, se arriesgó a iniciar una relación con el chico.
Yuri era un cambia formas de tigre blanco mientras él era el último lobo huargo gigante que había. Su familia estaba por extinguirse, razón por la cual ambos estaban presionados por tener crías. Intentaron e intentaron por años, sin embargo los esfuerzos resultaban nulos. No importaba si su relación no llegaba a ningún lado, no podía abandonarlo, lo amaba y si su felicidad estaba junto al ruso, se quedaría con él aunque sus genes desaparecieran para siempre.
-Beka, lo mejor para ambos es separarnos.
-¿Qué? ¿Por qué estás...?
-Jamás voy a darte los hijos que deseas. Aunque te amo con toda el alma debemos tomar caminos diferentes.
-Me niego. Eres mi pareja, Yura, no importa lo que digan los demás.
-Pero no puedo embarazarme. Además tu alfa no me reconoce. Llegará el momento en el que encuentre a su omega y nos separe.
-Yura, no.
-Somos jóvenes y fértiles. Nuestros genes no congenian juntos, eso sólo confirma que no estamos destinados a estar juntos. Algún día llegará nuestra pareja, así que debemos dejar de lado nuestro egoísmo para hacer feliz al otro.
-Yo te amo...
-Lo sé. Y ese amor no me pertenece. Sé feliz, Beka.
Dándole un último beso en la mejilla Yuri se marchó de regreso a Rusia. Tenía 21 años, pero Otabek jamás había llorado como un niño pequeño antes.
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Ah, era una completa pena que el gran Jean Jacques Leroy no encontrara pareja. Su aroma era demasiado intimidante para los omegas y entre los alfas no encontraba más que enemigos. Ése era su cruel destino como un omega que poseía un fuerte aroma, capaz de hacerse pasar por alfa.
Sus padres y su abuela lucharon para encontrarle pareja desde su primer celo, a los 16 años. Era el último lobo siberiano albino del mundo y ya que sus padres no podían tener más hijos, el futuro de su familia recaía sobre sus hombros. Ahora que era mayor de edad dejó de creer en la pareja destinada, orillándolo a una búsqueda desesperada por una pareja que fuera capaz de darle un hijo. Omegas, betas y alfas, tanto hombres como mujeres, desfilaban por su cama, sin éxito alguno.
Cansado de lamentarse por su cruel destino decidió tomar unas pequeñas vacaciones en Hasetsu, hogar de su mejor amigo de la infancia y colega en negocios, Yūri Katsuki, pero su abuela lo llamó a la oficina.
-Jamás me llamas con tanta urgencia. ¿Ocurrió algo?
-No es ningún tema laboral cielo, puedes estar tranquilo. Se trata de un compromiso.
-Abuela, ya te he dicho que por más que busque no logro encontrar a alguien que pueda darme descendencia.
-Creo que solucioné ese problema. Hay una chica beta que puede servir. Aunque es un zorro ártico no representa ningún inconveniente. Se han realizado las pruebas pertinentes y todo salió de maravilla. Su nombre es Isabella Yang, tiene tu misma edad y es una belleza, como puedes ver.
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Fics por México
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