Día 1;

401 16 9
                                    

No es el primer día que te echo de menos, pero me sigue doliendo como tal.

Intento explicarle a mi corazón que no vas a volver, y por más que mi cabeza se lo repite, sigue creyendo en ti.

Llevo llorando más tiempo por ti del tiempo que he pasado contigo.

Todavía recuerdo cada segundo de lo que viví contigo, y no quiero borrar de mi mente tan solo uno. Recuerdo todas nuestras noches, el viento dándonos en la cara y chocando con el casco, como te girabas a cada minuto solo para sonreírme y asegurarte de que estaba bien, como, fuese donde fuese, tu mano estaba en mi pierna sujetándome.

Pero ya no me sujeta nadie.

También recuerdo como eras de cerca, cada pequeño detalle de tu piel. Como te acercabas hasta que se juntaban nuestras respiraciones esperando un movimiento mío, pero era incapaz de moverme contigo delante. Como sonreías cuando veías que me quedaba inmóvil ante ti, creo que eres la única persona que me ha hecho sentir así. Recuerdo como brillaban tus ojos azules, y por oscura que fuese la noche tú la iluminabas con ellos.

También recuerdo los detalles de tu cuerpo, los lunares, lo suave que era tu pelo. Como te tumbabas encima de mí y me obligabas -como si no me gustase hacerlo- a acariciarte el pelo, como poco a poco se relajaba tu respiración debajo de mi, como cuando empezabas a dormirte te girabas, me mirabas y te reías de ti mismo.

Cada suspiro tuyo en mi oído, cada beso que me diste, como de suaves eran tus labios, como de suave era tu piel. Como era tu risa, y como era tu voz, ya fuese en alto, cuando cantabas aquellas canciones que tanto odiaba y tanto te repetí, las mismas que escucho ahora porque son lo único que me queda de ti, o en un susurro, cuando te acercabas a mi oído y me decías algo que solo yo podía escuchar, y que se quedarán por siempre para mí.

Todavía paso por lugares que me recuerdan a ti, todo me recuerda a ti. Paso por ellos y se me encoge el corazón de pensar todo lo que guardan, se me llenan los ojos de lágrimas y el alma se me rompe. Todo lo que veo, escucho, leo o incluso pienso me recuerda a ti.

Aprendí de ti cada pequeña cosa, nunca se acababa mi curiosidad por ti. Aprendería de ti cada día de mi vida, pero ya no estás.

Te has ido.

Que duro suena pensarlo, ni siquiera soy capaz de decirlo en voz alta.

Me da rabia cuando de vez en cuando vuelves, destrozas lo poco que había conseguido avanzar, y te vuelves a ir como si nada.

Has destrozado todo lo que alguna vez he sido, todos los ideales que alguna vez he tenido sobre el amor y, sobre todo, me has destrozado el corazón.

Me duele el corazón de echarte de menos, el pecho de llorarte, los labios de necesitarte y los ojos de no poder mirarte.

Me dueles, a secas, aunque me pase las horas con la cara mojada por ti.

No quiero volver a pedirte que vuelvas – pero hazlo, por favor-. 

Todo lo que te escribo y tu nunca leerás.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora