Involuntariamente, me escondí en el mejor sitio del mundo, entre las piernas de la abuela. Pidiendo por favor que no me viesen.
Cuando una luz súper brillante me cegó los ojos y una música angelical de los ángeles de… ¿Charly? No.
Muy bien Melo, ya esta bien de ver pelis.
-Niña, pero ataca- me dijo la vieja de mier… Digo… preciosa anciana.
-Señora, no soy un pokemon-. Le dije con cara de odio.
Noté una suave y dulce presencia y me giré con delicad…UNA PISTOLAAAAA!!!! Era una puta pistola en mi cabolo.
-Niña. ¿Que coño haces?- Me dijo el tipo de la pistola. Me era familiar, pero si es mi primo Charleston, o así le llamaba yo…
Me levanté rápido y le abracé, mala idea meloo. Me miro con una cara de “What the fuck niña te estoy apuntando con el arma” y a continuación lo llevé a los servicios para tener más espacio personal y…(derramando suaj)
Al llegar a los servicios le intenté quitar el pasamontañas, pero se resistía, la gente me miraba como si estuviese loca pff pero si no estoy… bueno dejémoslo con que soy especial.
Al final mi supuesto primo tan encantador como siempre me esposó a una de los asientos, ¿¡ME UTILIZARIA COMO REHÉN!? Al lado tenía a un tío que estaba súper bueno, pero no le veía la cara que pena. Mi estupenda idea fue bajarle los pantalones para llamar la atención, pero nada, ni puto caso. El jefe de la banda empezó a coger las maletas y coger todo lo valioso que había, se paró en una maleta la mía, mi maleta era especial ponía MELOOPS y firmas de todos mis amigos de mi antiguo colegio. Mi maleta la dejó a un lado. Me veía en esta situación: La abuela que me llamó pokemon vomitando, un niño que estaba jugando a la DS, un bebe llorando, el tío bueno mirando a la azafata, Charleston robando y yo como no meandome. Le pedí permiso al tío bueno para ir al servicio, estaba ocupado babeando mientras miraba el escote a la azafata. Me tendría que esperar. A la media hora veo que mi primo se va a la sala de comando para pedir orden de aterrizaje, se la concedieron.
Al aterrizar, uno de los chicos empezó a echar a la gente menos a mí. Cerraron las compuertas y volvieron a despegar el avión. Cuando estábamos en el aire se empezaron a quitar los pasamontañas, me fijé de que no era mi primo, si no mi hermano, que desde hacía 5 años se independizó y no lo volví a ver.
-Muy bueno lo de bajarle los pantalones a Dani.- Me dijo Óscar mi hermano.
-Gracias hermano, pero desatameeeee.- Dije balanceandome.
-Vale, vale.- Dijo desatandome, siempre me había tenido miedo, desde aquel día que le corte el pelo a cero y lo dejé en la puerta de el colegio medio desnudo y con su peluche de ardilla.