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Cuando me desperté la mañana siguiente, me dolía todo el cuerpo por el sexo salvaje y desenfrenado con Sophie la noche anterior. Solo de pensar en ella me ponía duro como una piedra otra vez y malditamente me froté mientras me quedaba ahí, completamente desnudo en una manta, en el sofá de Mofo's. Si los músculos doloridos no habían sido suficiente prueba, mi estado de desnudez era una reafirmación de que había conseguido relajarme totalmente. Esa tendía a ser la razón de que me despertara desnudo con el trasero al aire de vez en cuando. Aunque, en general, había una chica desnuda con el trasero al aire ahí conmigo.

Pero Sophie se había ido sin dejar rastro. Excepto por las envolturas de condones en el suelo.

Y las marcas de rasguños en mi espalda y pecho.

Como un bastardo enfermo, las estudié en el espejo, casi deseando que me dejaran una cicatriz. Un recuerdo permanente de anoche. Me sentía bastante jodido, descentrado sobre todo. Intranquilo y molesto. No quería pensar en ella, pero no pude evitarlo.

Así que me quedé ahí por un tiempo en una neblina aturdida, luchando contra el impulso de revivir cada momento. No había tomado cosas fuertes, solo cerveza y únicamente bebí dos, así que estaba muy lejos de tener resaca cuando ella apareció. Ciertamente, ni cerca de un bajón borracho. Sin embargo, casi me hubiera gustado que lo hubiera sido. Habría sido mucho más fácil olvidarlo si hubiera estado drogado. Podría haber sido borroso y somnoliento, como si fuera algo que hubiera evocado en mi mente.

En cambio, me imaginaba su cuerpo en el débil resplandor de neón. Oí su voz susurrando en mi oído.

Todo acerca de la experiencia con Sophie esa noche parecía muy claro. Podía recordarlo todo en alta definición, tipo mierda 3D... XD. Cada gemido. Cada suspiro. Cada pequeño apretón de su vagina alrededor de mi pene.

Realmente había jodido mi encanto sin preocupaciones.

No podía haber sido tan buena. No parecía posible. Nadie podría haber sido tan bueno, no por mucho. Y, sí, ella era jodidamente caliente. Incluso más caliente de lo que originalmente había pensado que sería.

Pero la forma en que se había movido debajo de mí, sobre mí, a mi alrededor... Maldición. Era como brujería, algún hechizo pagano. Como si hubiera habido luna llena o todos los planetas se hubieran alineado para que tuviera esa increíble circunstancia, ese cautivante momento en el tiempo que no me podía sacudir. Simplemente no parecía natural.

Mis pensamientos volvieron a preguntarme por qué diablos estaba allí en primer lugar. ¿Cómo fue que incluso conoció a Lily? No podía entenderlo. Sophie era de la alta sociedad. De los clubes de campo y del dinero. Hasta ahora no era de mi nivel en la escala social, ni del de Lily. O de ninguna otra persona en la fiesta, para el caso.

Era evidente que había estado descarrilándose por alguna razón desconocida. Tal vez algo relacionado con su novio idiota. Algo la había lanzado, algo la había sacudido y de forma desagradable, llevándola hasta el momento fuera de su elemento. Fuera de su pequeño mundo seguro.

Lo que me hacía un pendejo total por tomar ventaja de ella. Había estado nerviosa. Había sido errática e insegura. Alterada por algo. Francamente aterrada de lo que estaba haciendo. Y lo hice a un lado, emocionado como el infierno de tener la oportunidad de meterme en sus pantalones, de rascarme la picazón que me había atormentado durante bastante tiempo.

Por primera vez en toda mi vida sexual activa, me sentí insignificante. Me pregunté si estaría recordando con pesar. Claramente había estado usándome, pero había estado usándola también. Me sentía bastante seguro que le había servido jodidamente bien, sobre todo cuando pensé en ese grito que había dejado salir cuando la follé.

Copperline #1  (Edward Styles)Where stories live. Discover now