Narra Nath.
-¡NO! ¿C-cómo pudo ella morir?, creí sería el chamo, no ella.
Ésta soy yo en estos momentos, me encuentro en posición fetal en una esquina de mi cuarto llorando por la inesperada muerte de un personaje. Lo sé, patético. A veces pienso que soy masoquista, desde lo ocurrido no paro de leer y ver cosas tristes a propósito. Es como si mediante finales tristes quisiera aceptar que el mío también sería así.
-Autoras infernales, yo me preparé para la muerte de él, no la de ella. ¡Ni siquiera sabía que ella tenía algo!- Si, eso siempre lo hago. Cada vez que había un final inesperado o triste, siempre hablo conmigo misma, raro lo sé.
-¡Nathaly! ya deja de lamentarte por algo que no existe, ¡No seas ridícula!.- Y esa es mi madre, regañandome por lo gritos que dí, está parada en la puerta mirándome como si estuviese loca sentada en el piso con mi teléfono en manos y ojos llorosos. A veces me dolía que dijera eso, pero ella no me comprendía, nadie además de mi leía en mi familia.- Se que duele lo que paso con él-Ni siquiera tiene que decir su nombre, se de quién habla-, pero no te puedes derrumbar, debes seguir adelante. Ahora-Observa el estado del cuarto en el que estoy y hace una mueca de asco-, Hazme un favor y arregla este lugar.
-Este desastre no es solo mío, no soy la única que duerme aquí.
-Pero te esto diciendo a TI que lo hagas, no se diga más. Si vuelvo a subir y este lugar sigue igual, te quitare el celular.
-Pero...
-Ya te lo dije.- Y se fue dando un portazo, para nada pues la puerta no se cerro bien.
Bufé. Siempre era yo quien tenía que acomodar este chiquero, aunque el desorden era compartido tenía que aceptar que... la mayoría era mio. Que más da, al menos me olvidaría de él por un rato. Me levanté estirando los músculos de mis espalda, llevaba bastante tiempo sentada en esa esquina, coloqué música y Sugar de Maroon5 sonaba en el cuarto, sin música no era capaz de hacer algo.
Me paré en el centro pensando que hacer primero, si acomodar las camas, recoger las sábanas y ropa o barrer. Me decidí primero acomodar las camas, así las podía sacudir y podría barrer mejor. Me tardé algo en hacerlo, la que más se me complico fue la cama superior de la litera, era alta, tuve que subirme en una silla. Luego doblé las cobijas y cuando terminé, comencé a revisar el cesto de la ropa sucia, siempre busco en los bolsillos de los pantalones por si hay dinero olvidado. Al llegar al fondo de la cesta, estaban uno de mis jeans y éste parecía tener un pequeño bulto en el bolsillo trasero, lo tomé y metí el resto de la ropa en la cesta dejando éste último afuera.
Metí mi mano en el bolsillo y toque algo doblado, creí que era un billete pero resulto ser un papel, y yo sabía muy bien que era ese papel, la nota que me dio Jason cuando me pidió ser su novia. Di un paso atrás, choque con la pared y me arrastré hasta quedar sentada en el piso frío, en definitiva todo me recordaría a él, el dolor se estaba haciendo presente otra vez y mi vista se estaba empezando a nublar, pero las lágrimas aun no salían, debía superarlo.
Unos arañazos en la puerta llamaron mi atención y ésta no tardo en abrirse al estar mal cerrada, dando paso a mi gato Peluza, es de color blanco, su cola es peluda y sus ojos son de diferente color. Caminó y se sentó frente a mi girando su cabeza a un lado de manera curiosa, ese gato a mi parecer era algo raro, siempre que me sentía triste el aparecía y me hacía compañía.
-Justo a tiempo, Peluza.
-Meow.
Yo sonreí, él parecía entenderme, aunque es imposible ¿No?
-Peluza, ¿Crees que debería hablarle?
-Meow.
-Bueno, no se que significa eso, así que lo tomaré como un "No lo sé"-Reí sin ganas-Debo parecer una loca hablando contigo.-Él caminó hacía mi, se recostó sobre mis piernas y lambeo mi mano.-Si... Yo también te quiero.
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La chica imperfecta y El desconocido (SIN EDITAR)
Novela Juvenil[COMPLETA] Ella es una chica normal, de cuerpo imperfecto, en pocas palabras GORDA El un desconocido, con un plan del que luego se arrepentirá. Él la halagaba Ella lo ignoraba Él le decía Hermosa Ella lo ignoraba Él...