sugar, you | bbangkyu

Kim Young Hoon

Ji Changmin no puede evitar sentir ese revuelo de sentimientos (o mariposas en su estómago) cuando Younghoon lo malcría de esa forma como solo él sabe hacerlo. Le gustan los momentos en los que su hyung lo presume con todo el mundo como si fuera alguien especial. Le gustaba sentirse protegido entre el cuerpo notoriamente más grande del mayor, y que éste se tomara la tarea de hacerle sentir único.

Si le preguntan al menor cual era la razón por la cual no podía comprender los sentimientos del otro chico, solo hay una palabra para describirlo: pavor. Sabía que sus sentimientos eran reales, podía sentirlo, y sabía que los propios también lo eran. Pero tenía miedo. Miedo de no ser suficiente, de que el chico se diera cuenta que no era la mitad de especial que él creía que era

Para Ji Changmin, Kim Younghoon era alguien maravilloso en su máximo esplendor, y se le hacía difícil comprender cómo era que alguien de su talla podría fijarse en alguien como él. No iba a negarlo, a veces quería mandar al carajo su orgullo de –no lo merezco- y besarlo de la forma en que deseaba hacerlo, pero el temor de arruinarlo todo siempre no se lo permitía.

Y aunque Younghoon no tenía filtro en intentar cortejarlo, en demostrarle cada día que era más de lo que podía pedir y que jodidamente lo necesitaba, él seguía teniendo dudas respecto a sí mismo. Por eso cuando Younghoon lo abrazaba con tanta fuerza, como si no quisiera apartarlo nunca, justo como lo hacía en ese momento, él no podía hacer nada más que acurrucarse en sus brazos y enterrar su cara en medio de su cuello y su hombro.

"Hyuuung, me asfixias, apártate" Pero no le asfixiaba y no quería que se apartara, se sentía completo en su lugar, porque si, pasaban tanto tiempo en esa posición que sentía que ahí era donde pertenecía. Agradecía que su compañero fuera un necio sin remedio, y no le hiciera caso en lo absoluto.

Hizo un mohín cuando Younghoon lo apartó suavemente, la calidez desapareciendo de su organismo. Observó al otro reírse con gracia cuando lo sintió temblar levemente del frio.

"Hyuuung" canturreó "No te burles"

ChangMin chilló cuando el mayor puso sus manos a cada lado de su rostro, aproximándose a él, no podía creer cómo, aun así de cerca, Younghoon lucía de esa manera, tan hermoso, tan perfecto.

Ambos estaban arrodillados en la cama del pelinegro, éste seguía con sus manos sobre sus mejillas, calentándolas. Changmin quiere acabar con la casi inexistente distancia, y juntar sus labios con los del otro, pero lo único que hace es bajar su mirada porque se le hace difícil mirarlo a los ojos, sobre todo cuando están en esa situación, porque Younghoon tiene esa mirada brillante e intensa, y él se siente más pequeño de lo que realmente es.

"Changmin, mírame" Pidió suavemente, pero él estaba demasiado apenado como para hacerlo. "Changmin, por favor, mírame" pidió nuevamente, esta vez con un tono suplicante, su voz quebrándose al final. Así que lo miró, arrepintiéndose al segundo al ver los ojos cristalinos del muchacho, los propios llenándose también de lágrimas, sin saber porqué, tal vez el hecho de ocasionarle dolor a Younghoon por sus inseguridades, por consiguiente, cuando éste formula aquella pregunta, él no puedo responder con nada más que con acciones; "¿Puedo besarte?"

Juntando sus labios con los contrarios, siente que es todo lo que necesita para dejar de lado la timidez. Cierra sus ojos cuando el chico profundiza el beso y esta vez posa sus manos delicadamente en sus caderas, los brazos propios enrollándose en el cuello del otro. Se siente irreal porque es lo que siempre han querido.

Changmin creía haberlo visto todo en el muchacho, pero se sorprende al ver sus mejillas encendidas, dándole una imagen inesperadamente adorable que hace que quiera besarlo de nuevo, y estaba a punto de hacerlo, de no ser porque el otro chico lo detuvo.

"Después de esto, ¿vas a fingir que no pasó nada? Vio el dolor en su rostro al realizar aquella pregunta, así que Changmin mandó al carajo su miedo y su inseguridad.

"Me gustas, Younghoon" y de nuevo lo besó.

Al infierno todo, ellos querían pertenecerse.