Disclaimer:
Los personajes no me pertenecen y pertenecen a Saint Seiya de Masami Kurumada. Solo algunos personajes son míos. La imagen de la historia tampoco me pertenece. La tomé de un fanart.
Capítulo 2: Ayuda
Sumiye y Saori habían crecido juntas. El abuelo de Saori, el Sr. Kido, era muy amigo de Riuso Kimura, padre adoptivo de Sumiye, por lo que ambas eran como hermanas. El Sr. Kido sabía del origen de Saori, aunque no se lo había confesado completamente a su amigo. Para ser exactos, había omitido la parte de que Saori era la reencarnación de Athena. Ésa era la razón por la que había preparado a esos pequeños huérfanos para que fueran a obtener sus armaduras con las que protegerían a Athena y a la humanidad en general. Claro, esa información la daría a conocer a Saori cuando ella fuera mayor. Todavía no era el momento. Desafortunadamente, el Sr. Kido murió antes de que eso pasara.
Por su parte el Sr. Kimura, no sabía cuáles eran los orígenes de Sumiye. Sabía que era de origen griego, por el nombre que tenía grabado en el dije que colgaba de su cuello la noche que la encontraron. Él mismo estuvo averiguando y había llegado a esa conclusión. En su corazón, él deseaba darle toda la información posible a su hija, pero eso fue todo lo que logró obtener. Sin embargo, a Sumiye no le parecía importarle mucho, pues se sentía feliz con la vida que su padre le había dado. Cierto día, él enfermó gravemente cuando ella tenía 15 años y murió al año siguiente. Eso le afectó muchísimo, pues era su padre. Solo la compañía de Saori le alentaba a seguir adelante. Sus amigos de niñez aún no volvían a esa fecha y hubiese deseado con todo su ser que su hermano Shiryu, como ella lo llamaba, estuviera ahí apoyándola. Pero él estaba en China preparándose para convertirse en un caballero.
Pasado algunos meses, los entonces niños huérfanos volvieron hechos unos fuertes y hermosos jóvenes guerreros. Ese anhelado día para Sumiye, cuando volvería encontrarse con ellos a quienes les había tomado tanto cariño, había llegado. Ahí estaba su hermano Shiryu, convertido en el caballero de dragón. Estaba el alegre y travieso Seiya, caballero de Pegaso. El dulce Shun, quien no parecía haber cambiado en lo más mínimo, y Hyoga que seguía tan guapo como cuando lo conoció. Y así el resto de sus amigos. Sin embargo, faltaba alguien... era Ikki, el amor de su niñez. Obviamente nunca le demostró nada, porque no se atrevía y eran muy niños aún. Además, nunca pareció ser un sentimiento recíproco. Ella lo quería, pero en secreto. Nunca se pudo explicar qué le atraía de él aparte de su apariencia física. Como que esa personalidad misteriosa, muchas veces extraña, le llamaba en gran manera la atención. Quería verle, saber si seguía igual de misterioso, como si ocultase algo, cosa que le encantaba. Pero no había llegado ese día y nadie sabía por qué.
Mansión Kido. Día del inicio del Torneo Galáctico.
Los jóvenes habían llegado casi en su totalidad desde sus lugares de entrenamiento. Cada uno portaba la armadura por la que habían partido y entrenado tan duro. La mayoría de ellos se saludó con mucho gusto después de tanto tiempo sin verse. Solo uno que otro parecía un poco más arisco con el reencuentro.
Después de un rato, los muchachos se reunieron en un salón donde Saori se dirigiría a ellos. Una vez que hubo completo silencio, Saori comenzó:
-Queridos caballeros: ha llegado el día en que demostrarán quién es el más fuerte.- decía ella seriamente.- Mi abuelo, el Sr. Kido, envió a cada uno de ustedes a diferentes lugares de entrenamiento para que se convirtieran en caballeros y así ha sido. Ahora es el momento de ver quién será el ganador. El Torneo Galáctico comenzará en unas horas y quien venza se llevará consigo la armadura dorada de Sagitario.-
Todos asentían con la cabeza cada palabra dicha por la joven, excepto Seiya. Aún seguía muy molesto con el Sr. Kido por haberle separado de su hermana, pero haría todo lo posible por ganar ese torneo y así reencontrarse con Seika.
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Desde las profundidades
RomanceHades tiene una hija fruto de una infidelidad en el inframundo y hará lo imposible por encontrarla. Saga es poseído por un espíritu maligno y solo un amor proveniente desde lo más profundo le puede salvar.