Capítulo uno

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1.

Caída Libre

Había caído en una eterna espiral de oscuridad, la cual me zarandeaba con tal fuerza que no entendía cómo no se me habían desgarrado los músculos, revolcándome sin control en medio del vacío luchaba sin éxito para recuperar el equilibrio y por lo menos ganar algo de estabilidad, sin embargo, cuando mis brazos buscaban algo a lo que aferrarse pude sentir como la gravedad aumentaba haciendo que ahora estuviese en una caída libre, y varios rostros se paseaban como flashes por mi memoria, no dejaba de ser revolcado ni golpeado por aquella fuerza superior y cuando advertí que el impacto contra el suelo estaba cerca cerré los ojos pensando qué se sentiría morir otra vez, y cuando el suelo me abrazó impactando contra mi espalda, arrancándome el aliento, desperté  de un salto aún ahogado respirando con mucha dificultad sentado sobre el lecho de mi cama con los ojos abiertos como platos por la gran descarga de adrenalina, llevé la mano a mi pecho y de haber habido allí un corazón juraría que estaría latiendo a mil por hora, una vez me incorporé quise rectificar la hora pero una risa burlona ante mí, me detuvo.

Jared, mi mejor amigo, el cual compartía habitación conmigo me miraba conteniendo una carcajada entre sus labios —Te emocionas mucho, niño, no estamos vivos, o al menos no como los humanos, no es usual que tengamos sueños— había dicho el peli rojo, mientras empezaba a arreglarse ya que en una media hora empezaba nuestro día en la academia de Soul Reapers, no teníamos todas las clases juntos, principalmente porque él tenía un mayor rango que yo y por ello veía algunas asignaturas más avanzadas, sin embargo, la primera clase la teníamos juntos.

 Como pude, arreglé mi cama y empecé a prepararme tan rápido como podía,  aunque si ustedes han tenido un compañero de habitación, entenderán lo difícil que es convivir con otra persona que es más desordenada que tú con la que es casi inevitable terminar discutiendo, una vez estaba casi listo opté por ponerme solo una camisa negra, un pantalón de igual color y unas botas, no porque tuviera muchas otras opciones, todos en la academia, y todos los recolectores de almas en general vestimos siempre de negro, lo único varía en que algunos son más… tradicionales que otros y consideran  humillante vestir cualquier cosa diferente a una vieja túnica negra con esas ancestrales capuchas tan largas que cubren casi tu boca, y aunque nunca usaría algo así, lo respeto.

Una vez estuvimos listos hice que Jared apostará conmigo una carrera rumbo el aula y aunque pude obtener ventaja al salir disparado por el pasillo hasta abandonar el ala de dormitorios masculinos. Él me rebasó cuando corríamos por uno de los jardines que llevaban a los principales edificios de formación, pero logré remontar cuando se detuvo a saludar a un grupo de chicas las cuales estaban caminando en grupo al área de entrenamiento físico y por esto, terminamos en un molesto empate, sin embargo, ambos estábamos tan agitados que no podíamos abrir la boca para discutir por quien había llegado primero.

A pesar de ser los primeros, fue cuestión de minutos para que gradualmente empezaran a llegar los demás, hay una gran variedad de soul reapers, no sabemos con qué criterio nos escogen al momento de morir, pero ese sin duda, no es la amabilidad, una gran parte de los recolectores de almas que conocía eran extremadamente vanidosos y arrogantes, aunque habían sus excepciones claro está, sin embargo todos teníamos algo en común, todos buscamos conseguir poder para proteger algo.

Saludé a un par de amigos que había hecho con el paso del tiempo, entre ellos a una chica llamada Cassandra, la cual era bastante alta, con facciones finas y unas grandes pestañas largas y curvadas acompañadas de un cabello completamente liso de color negro con mechas purpuras, el cual le llegaba hasta la cintura, además de esto su figura era esbelta y estaba muy bien proporcionada, pero su mayor atractivo era su conciencia de su propia belleza, por lo que sabía exactamente como vestirse para resaltar, por lo que llevaba un vestido negro gótico, con un corsé que moldeaba aún más su figura femenina, la pieza tenía un par de tirantes que como si fuesen serpientes se enrollaban alrededor de su fino cuello y terminaban en un impecable moño, aunque claro, en lugar de usar tacones o algo más incómodo y poco práctico que eso, llevaba unas botas negras, las cuales eran largas y llegaban casi hasta sus rodillas.

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⏰ Última actualización: Apr 27, 2014 ⏰

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Recolectores De Almas - El juicio de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora