Latina [Asa Butterfield]

25 | Narrado

El que descubras a tu novio montándote el cuerno en el departamento que compartían es una cosa, descubrirlo en pleno acto con su prima tercera, es algo más traumante. Lo digo por experiencia.

Hacía cosa de unos días que, tras volver de la universidad y abrir la puerta de mi departamento como si nada, había encontrado a mi novio, el supuesto hombre que más me amaba en el mundo, liándose con su prima en el sofá. Intentó explicarme, pero no lo escuché, simplemente agarré un sartén y los amenacé con él para que salieran, mientras tiraba su ropa por la ventana, gritando cual desquiciada que los odiaba a ambos. No tardé en llamar a Kyla y Sam, quienes llegaron casi como un rayo, pues vivían a unas dos cuadras y no habían tenido clases tampoco. Para qué mencionar que compartían departamento.

Y así, mi tarde había pasado entre pañuelos, golpes a almohadas, películas de Tarantino, y papas fritas. Jamás había estado tan deshecha luego de romper con alguien, quizá creía que esta vez, con Jace, todo sería diferente, y lo era, pero simplemente tardó en demostrar ser igual a mis anteriores novios. Acostándose con la primer chica que se les cruzara en frente, porque no era suficiente para ellos. Mi horrible trasero latino jamás era suficiente para ellos.

Stacie, mi hermana, había llegado como si de una bendición se tratase. No me había dicho nada del viaje que había emprendido apenas le conté que las cosas estaban mal, pues quería que fuera una sorpresa, muy oportuno, decía ella, pues desde hace meses venía planeando usar las vacaciones de verano de la universidad para venir a visitarme. Apenas puso un pie en mi departamento, fue como si Jace jamás hubiera existido. Stacie tiró, regaló y quemó todas las cosas de Jace que aún seguían en mi casa, rompió fotos, recortó otras; al principio me enojé, pero con las palabras que me dirigía cada vez que lo hacía, me convencía de que era lo mejor, que solo así iba a avanzar.

Todo mi circulo de amigos amaba a Stacie, en especial Cindy, con quien habían tenido una conexión instantánea apenas se vieron. Quizá fue porque Cindy también era latina, solamente que ella venía de los barrios bajos de Argentina, había llegado a la ciudad cuanto tenía diez años y desde entonces había dejado atrás a los vecinos drogadictos y ladrones para rodearse de gente más decente, sin olvidar desde donde venía. Stacie y Cindy eran especiales, no hacía falta ni siquiera una mirada para que la otra supiera lo que estaba pensando, su amistad iba más allá de la distancia y amaba el cariño que se tenían. Por eso, pensé que la fiesta de cumpleaños 21 de Cindy sería algo inolvidable, porque estaríamos todos los que la amaban. ¿Fue así? Sí.

No en un buen sentido.

No creí que de verdad Cindy fuera a invitar a Asa, quizá me dejara colar a Ella, pero eso fue un chiste, algo que dije de la nada para que no hubiera un silencio incomodo, aunque tal parece, se lo tomaron en serio. Pues a media noche, ambos estaban colados en la fiesta, con el permiso e invitación de la misma Cindy. Fue todo muy loco, de un momento a otro había una gran masa de reporteros y fotógrafos de las noticias, revistas y programas de chismes locales apretujados contra los vidrios de la puerta principal. La seguridad tuvo una dura tarea al hacerlos retroceder, y luego de que todo el jaleo hubo terminado, por las puertas de cristal pasaron ellos dos, agarrados del brazo del otro. Asa Butterfield y Ella Purnell.

Mis latidos salieron disparados, mientras veía como Cindy corría a recibirlos. Había olvidado por un momento que Cindy era súper, pero en serio, súper fan de Ella. Sam chillaba unas palabras que no llegué a comprender, mientras Kyla registraba todo para su Snapchat. Todo había pasado en cámara lenta, al menos desde mi percepción, Asa volteó a verme, sonrió, dejando a Cindy con Ella y se acercó con pasos (que yo catalogué como lentos) hacia mí. De un momento a otro, noté la ausencia de mis dos amigos y sentí que un gran calor cubría mis mejillas.