Las gotas de lluvia caían fuertemente contra los cristales, a través de los cuales solo se veía oscuridad. La débil luz de una lámpara de pié que estaba en una esquina iluminaba las paredes de la habitación, las cuales eran de madera barnizada, mientras que el suelo era un parquet. En otra esquina, una pequeña mesita sostenía un viejo tocadiscos cuya aguja acariciaba un disco de vinilo, que reproducía viejas canciones del Coro del Ejército Rojo. Al lado de la puerta había cuatro sillas de plástico azules, con las patas metálicas, sobre las que se sentaban una mujer rubia, con la mirada perdida en el suelo, que llevaba pantalones de camuflaje y una chaqueta negra; un hombre delgado, de gafas y bigote, que impaciente miraba su reloj; y a su lado, un niño y una niña, aproximadamente de catorce o quince años. Apoyado sobre la pared, un hombre alto y fuerte, vestido con pantalones de camuflaje y una camiseta negra de manga corta, miraba severamente al chico que permanecía erguido frente al escritorio de madera de pino, tras el que un hombre robusto y de bigote, vestido con un uniforme militar en cuyo brazo un átomo conformaba el centro de un trébol radiactivo de fieltro, escribía en un ordenador.
El muchacho rubio le miraba con la vista cansada mientras que los gruesos dedos del funcionario danzaban ágiles sobre las teclas del ruidoso teclado.
En un momento dado, el hombre miró de manera desagradable al chico, y de manera antipática, preguntó:
- ¿Nombre?
El muchacho, sin inmutarse, respondió fríamente:
- Nikolai Yakovitch Alexandrov.
De nuevo, el hombre preguntó:
- ¿Cuándo y dónde has nacido?
- 26 de Abril de 1989, en Slavutych, Unión Soviética.
Durante un instante, la cara del hombre hizo una mueca de sorpresa, pero al momento volvió a cambiar a su expresión habitual:
- Bonito día para nacer - murmuró -...
* * *
El reloj despertador de la mesilla de Nikolai marcaba Miércoles 26 de Abril del año 2000. Sin mucha ilusión, los ojos del chico se abrieron, y perezosamente se incorporó apartando las sábanas. En su cabeza, retumbó por un instante una desanimada voz que decía "Feliz cumpleaños... supongo".
El chico se giró y apoyó sus pies descalzos sobre el suelo, para posteriormente, apoyándose en su escritorio, ponerse de pie. Sintió una especie de mareo, que duró tan solo un segundo, y posteriormente, necesidad de volver a sentarse en la cama. Volvió a sentarse sobre la cama inclinando la espalda lentamente para reposar su cabeza sobre la pared, y miró de reojo la ventana, que mostraba un cielo nublado que cubría la ciudad.
Un extraño sentimiento de soledad empezó a surgir dentro de él, y se extendía desde su diafragma hasta su garganta, provocándole unas desagradables ganas de echarse sobre la cama y no levantarse, mas tras exhalar un suspiro, se incorporó de nuevo y se vistió, pero dejando sus pies descalzos.
Arrastrando los pies, salió cabizbajo de la habitación dirigiéndose a la cocina. Sobre la mesa de madera blanca con los bordes negros, estaba un intento de pastel con una vela de colores. Al lado, un mechero rojo sobre una nota escrita con un bolígrafo azul en un post-it. En la nota, se podía leer:
Felicidades, Kolya.
Siento no poder estar ahí para decírtelo personalmente,
pero te he dejado preparada una sorpresa que espero
que te guste. Hoy va a ser un día largo, pero cuando vuelva
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Viento Radiactivo
AdventureEl 26 de Abril de 1986 ocurre en algún lugar de la vieja tierra soviética el peor accidente nuclear registrado hasta el día de hoy. Yakov Dimitriévitch Alexandrov y Natalia Ivanovna Volkova eran ingenieros nucleares que trabajaban en uno de los rea...