Capitulo 1

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Año 2004

Me encontraba en mi habitación dibujando una linda mariposa, cuando escucho intensamente susurros que venían de la sala, me dirijo hacia la puerta, escuchando a mi Mamá y a mi Abuela diciendo:

 —Sinuhe no sabes cómo te ira allá, toma conciencia tienes una hija de 7 años que solo habla español, no puedes irte así como así— tornando su voz cada vez más fuerte.

A lo que mi madre contesto, —No sé a dónde voy, pero no puedo quedarme aquí—. Y eso fue suficiente, para que toda mi vida diera un giro inesperado.

Yo no entendía que sucedía, solo quería terminar mi dibujo. Pero minutos después escucho a mi mamá mencionando mi nombre — Karla Camila arregla tus cosas, saldremos—.

Como buena niña solo obedecí, empaque mi diario de Winnie the Pooh en mi mochila, para luego vestirme. Lo que no pude entender es porque mi mamá me empaco un par de prendas más, ya no soy una niña... ya no me ensucio ¿será que lo olvido? Pero sin embargo deje pasar ese hecho.

Mamá se acerca a mí y me dice: —Escúchame Camila vamos a salir y el trayecto será algo largo, necesito que seas una niña obediente, que me hagas caso en todo lo que te diga ¿está bien?—.

Siguiendo confundida y sin saber a dónde nos dirigíamos solo pude responder un —si— muy bajo.

— ¿Se encuentran listas?— Dijo mi papa en un hilo de voz, apunto de soltar un par de lágrimas.

—Si mi amor, lo estamos— le contesto mi mamá.

En mi mente circulaban muchas cosas que hoy en día quizás no pueda explicar, ¿Por qué hacíamos las maletas? ¿Por qué mi abuela me abrazaba más fuerte que de costumbre? ¿A dónde íbamos?.

Durante el trayecto, recuerdo haberme quedado dormida. Hasta que mi mamá me dice: —Es hora Camila, ya llegamos— cabe destacar que seguía sin entender, pero no podía quedarme con esa duda hasta que le pregunte: —¿Mamá para dónde vamos?— A lo que me respondió mirando a todas partes menos hacía donde me encontraba —¡Vamos a Disney World!—

De momento a otro solo recuerdo a mi papá sujetándome más fuerte de lo común, está vez si estaba llorando, pensé que iría con nosotras, pero no me di cuenta hasta que subo al autobús, que tenía una iluminación amarilla contra las horas oscuras de la medianoche.

El autobús se alejaba más y más de mi papá, solo pude ver como se convertía en una hormiga en la distancia. Quise pensar que no llevaba la ropa adecuada para ir a Disney, por eso no dije nada.

Las horas eran eternas en el autobús, recuerdo que escribí durante horas en mi diario.

¡Finalmente llegamos! gritaron todos en el autobús, luego de que nos hicieran bajar unos policías, digo policías porque lo suponía, y no por que los entendiera... Hablaban extraño.

La oficina estaba repleta de mucha gente, recuerdo que jugué con varios niños, les preguntaba que si irían a Disney también. Luego de pasar horas y horas me encontraba inquieta, solo le preguntaba a mi mamá cuando iríamos a Disney, pero no tenía respuesta alguna. A pesar de estar repleta la sala se encontraba en un silencio absoluto, tanto que si un alfiler se caía, lo podríamos oír.

Luego de un par de horas más, solo veía a otros niños ya dormidos. Yo no quería dormir, ya lo había hecho mucho en el autobús.

Finalmente entra un oficial muy serio, se dirigió hacía el centro de la sala y dijo: —Pueden pasar— la sala entera estalló de alegría, todo el mundo a mi alrededor palmeando, abrazando, gritando y llorando! Y yo quise también unirme así que grite —Yay! ¡Todos vamos a Disney!—.

Todos salimos y nos dirigimos a diferentes direcciones, cosa que yo no entendí porque si todos íbamos hacia el mismo lugar no? ¿O será que habrá más caminos?

Mamá secándose las lágrimas de alegría me dice: —Tendremos otro viaje Camila, aún no llegamos— solo asentí.

Está vez el autobús paraba muchas veces, despedía a cada niño con el cual jugué.

—Mamá tengo hambre— repetía constantemente, hasta que me dio un yogurt con un par de galletas, eso me hizo quedarme tranquila por un tiempo.

Solo miraba mi reloj, en ocasiones me quedaba dormida pero despertaba cada vez que el autobús hacia una parada. En mi mente me preguntaba "¿Disney queda tan lejos? No sé si quiera venir otra vez"

Luego de casi 36 horas, lo sé por qué las conté. Llegamos a una ciudad llamada Miami... ya que había visto un inmenso letrero con su nombre en él, lo que no entendía era porque estaba escrito tan raro, en la escuela no es así.

Nos reciben un par de señores, la señora me abrazo como si me conociera de toda la vida, pero yo no la conocía, de igual forma le respondí el abrazo.

Nos montamos en un auto, recorrimos un par de minutos hasta llegar a una casa muy bonita de dos plantas. Me encontraba muy cansada, solo quería dormir.

En cuanto llegamos, mi mamá me subió a sus brazos y me quede profundamente dormida...

Mi sueño se realizo en Fifth Harmony - CamrenWhere stories live. Discover now