Cierro los ojos y veo como la noche
se presenta en mi puerta,
como un sueño de verano.
Liberando los sentidos al amanecer,
convirtiendo los pasos en el asfalto
suaves y lúdicos,
con músicas en los oídos
dejando ciega el alma.
Se enciende la fogata de los gitanos
y las danzarinas comienzan su amistad
entre las olas y la luna.
El ritual de las damas comienza
al despuntar el alba
girando en torno a la fogata...
Centinelas de una unión mancomunada
que vienen de vidas pasadas,
son lazos que van urdiendo
a la luz de la luna
y de la madre que las vio nacer
en épocas de un compromiso
indisoluble.
Van soltando sus cabellos y sus vestidos,
y se mueven libres al ritmo de un trance
que deja entrever un pacto eterno.
La luna va menguando como en un movimiento
enciclíco en las danzarinas,
entregando su festín al dios echo hombre.
Florecen cada noche al ser amadas por el,
en un ritual de gemidos sólidos.
Fertilidad de vida retribuye sus
danzas de sanación,
convirtiendo sus semillas en fruto prohibido.
Se termina el ritual al dormirse el sol,
y la mañana estival deja los sueños de las
danzarinas de volver a florecer en primavera.
Las damas de oro brillan bajo las estrellas
y recaen en un trance de antaño,
mecidas por las olas y el viento...
vivas de tanto sentir en una piel juvenil.
Que de tanto amar olvido el tiempo
en un reloj.
Tomadas de sus manos sellaron
el circulo lunar y menguaron
en una playa olvidada
y ahí se desprendieron de sus tabúes
y fueron libres a la memoria de cada una.
Poema:Ritual en la luna
L.S.B
02:30
25-10-2016
Manifiesto
Pacto eterno
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