Una fría corriente de aire llego hasta el pequeño niño que alegremente se columpiaba en los juegos del parque que se encontraban cerca a su casa logro escuchar un tenue chillido provenientes de los arbustos de cereza que nacían entre los hermosos jardines.
El no le toma la mas mínima atención y continua elevándose hasta poder llegar al cielo -o eso era lo que esperaba- cerro sus ojos y empezó a impulsarse aun con mas fuerza, el aire golpeaba su rostro pero este no le importaba en absoluto, incluso le parecía agradable aquel roce que acariciaba su rostro. El pequeño se sentía libre, fuerte, el sentía que en cualquier momento al extender sus brazos lograría llegar al cielo azul y poder tocar los algodones de azúcar blanco que estaban en el, el quería...el deseaba volar sobre ellos.
Los rayos de sol tocaban su delicado rostro haciendo que dos pequeñas manchas rojas se formaran en sus mejillas, el aire alborotaba su cabello lizo mientras sus piernas se movían adelante y atrás para poder alcanzar aun mas fuerza y llegar a su destino deseado.
El pequeño abrió sus ojos de golpe y dirigió su mirada nuevamente a aquellos arbustos que parecían lamentarse en mil lágrimas, frunció el seño y dejo de impulsarse para ceder la velocidad, ¿Desde cuando los arbustos lloraban?.
El bajo del columpio una vez que este estaba ya inmóvil y sus pies tocaban el pasto, avanzo hasta el arbusto de cerezas y se mantuvo solo observando.
Las ramas se movieron y el retrocedió por precaución, no tenia miedo... el era un niño valiente pero algo le era extraño, los arbustos tampoco solían moverse de esa manera. Por un momento sintió un escalofrió correr su espalda, quizá lo que había detrás de este era uno de esos monstruos los cuales habitaban en su closet que noche a noche amenazaban con comerlo.
-Snif..snif.. - El pequeño había parpadeado sigilosamente ante aquel sonido, algo estaba seguro, los arbustos no lloran. -Snif..Snif.
-¿Alguien esta ahí?.- Estaba decidido, el tenia que averiguar por que los arbustos lloraban. Con una de sus manos -aun un poco temblantes- alejo un par de ramas encontrándose con una personita escondida ahí quizá un poco mas pequeño que él. Mientras suspiraba de aliviado avanzo un poco mas hasta poder estar enfrente del que había provocado aquella incertidumbre. -Así que no eres un monstruo.- dijo con una sonrisa juguetona pero no recibió ninguna respuesta, el miraba como ese chico sollozaba mientras se encontraba en una posición casi fetal, sus brazos reposaban en sus rodillas y su rostro era oculta entre sus manos. La curiosidad del por que le mataba. -¿Por qué lloras? ¿Sabes lo mucho que me asustaste? Pensé que los arbustos hablaban o que ya me estaba volviendo aun más loco. - el pequeño realmente no sabia que decir, una sensación de querer ayudar al otro pequeño había llegado a su pecho, nunca se había sentido de tal forma.
-Mi nombre es Sehun. ¿Cómo te llamas tú? .-Permaneció por unos instantes callado pero seguía sin a ver alguna respuesta este suspiro y se sentó justo enfrente del otro pequeño le miro con una sonrisa hasta que poco a poco pudo ver su rostro. Sehun nunca había visto a alguien llorar de tal manera, el rostro del otro se encontraba roja parecía que sus mejillas estallarían por aquel color su respiración era corta. -No llores...los niños no lloramos.- El mas pequeño le miro avergonzado y enterró los ojos al suelo, sehun estaba sonriendo ampliamente pero esa sonrisa se esfumo al ver como el otro pequeño -de nombre desconocido- continuaba llorando sin parar.
-No se que hacer... es muy difícil ayudarte si ni siquiera saber por que lloras.- este suspiro y se incorporo para irse, no podía hacer nada y quedarse solo mirando no seria la solución. De inmediato una pequeña mano sostuvo su playera tirando un poco ,Sehun volteo para encontrarse con el pequeño mirándolo con suplica. -Veamos, ¿no quieres que me valla pero tampoco quieres decirme nada? Esta bien, me quedare. - Pasaron así unos minutos hasta que el mas pequeño le miro con sorpresa, Sehun estaba cantando.
Aquella voz casi angelical estaba llenando su tímpano haciendo vibrar su cuerpo. No se lo veía venir pero tampoco parecía poner algún signo de expresión en su rostro solo se limito a mirar y escuchar esa canción, era la misma que su madre le cantaba antes de dormir aquella misma que siempre le hacia sonreír antes de cerrar los ojos y embarcarse en el mundo de los sueños. Un calor llego a su pequeño pecho y suspiro fuertemente, aquel niño que le había encontrado permanecía cantando enfrente suyo y de la nada una mano tibia se coloco en su mejilla limpiando rastros de lágrimas.
Sehun había sonreído y hacia unas pequeñas muecas en su rostro, intentaba divertir al mas pequeño y hacerlo sonreír al menos una vez. Vio como aquel niño llorón se estaba limpiando su rostro y dejando un tenue sollozos al aire y solo permaneció inmóvil observándole.
Sehun finalizo sonriendo ampliamente hasta que el niño desconocido sonrió. Sehun sintió su corazón palpitar tan rápido que llego a pensar que este estaba a punto de salir de su pecho, trago saliva al ver aquella hermosa sonrisa del niño. Su rostro estaba inclinada a un costado observándole atento aun con aquella sonrisa, sus ojos eran grandes con un brillo muy especial que no eran por las lágrimas, era mas que eso.
-Luhan. - dijo de repente el mas pequeño y Sehun le observo con una sonrisa.
-Mi nombre es Luhan y tu voz es muy bonita.
-Oh...- Sehun se acercó un poco mas y le miro de cerca quería examinar su rostro, podría jurar que era la de un ángel y seguro la causa de sus llantos era que había caído del cielo. -¿Has caído de los algodones de azúcar del cielo?. Sehun dijo y Luhan sonrió un poco más.
-N-no se de que hablas.- musito el mas pequeño dejando escapar una sonrisita.
-Tu sonrisa es muy bonita, no se por que la ocultas entre las lágrimas.
-Los niños grandes.- Luhan suspiro y dejo mostrar su brazo a Sehun, en el había un gran moretón y una abertura en su muñeca la cual dejaba a la vista un par de gotas de sangre. -Ellos son malos conmigo, los niños grandes dicen que no debo estar aquí.
-¿Los niños grandes te han golpeado?.- Y entonces otro nuevo sentimiento llego a Sehun, era el coraje, sus manos estaban en forma de puño y su expresión se volvió dura. -Ellos no pueden pegarte de esa manera o ya no lo harán mas, Lulu.
-¿Lulu?
-Si, Lulu tu nunca mas volverás a llorar por que ahora yo te defenderé de los niños grandes y de cualquier otra cosa.- el pequeño sonrío y sin decir mas rodeo sus brazos alrededor del mas grande aprontándolo con fuerza a su cuerpo. Sehun se había quedado inmóvil y sin darse cuenta rodeo sus brazos alrededor de Luhan dando pequeñas palmaditas en su espalda. -Quizá no soy el mas fuerte ni grande de todos pero puedo asegurar que no volverás a llorar lulu.- Sehun no sabia realmente por que había actuado de esa manera tampoco sabia por que había dicho esas palabras pero lo que si estaba seguro, era que esas inocentes promesas las haría cumplir.
-ahora, ¿Vamos a jugar?- El más pequeño ascendió con una sonrisa y salieron juntos de aquel arbusto.
Sehun había leído tantos cuentos acerca de cómo se sentiría volar, de cómo se sentiría flotar sobre los algodones de azúcar del cielo, había leído tanto de ellos que había tenido desde entonces aquella obsesión de sentir aquella sensación por el mismo.
Tomo la mano del menor y juntos avanzaron hasta los columpios, Sehun miro aquel tacto inocente... Por primera vez sentía como era volar.
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Lindo no?, todos terminamos suspirando amor después de esto.
Aquí también está por si quieren compartirlo ^^
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