Duele saber que lo que creías que era una amistad solida se desvaneció como el viento.
Duele no saber el motivo por el cual no se dirigen la palabra, la tensión que se forma en cada encuentro es demasiado evidente.
Saludar solo cuando hay personas presentes, para que el distanciamiento no sea evidente, dar abrazos que se sienten como el beso de judas.
Ya no hay confianza pues se extinguió, ya no hay temas de que conversar, pues de un momento a otro ya no existe ninguno.
Cada palabra es una indirecta, que va directo como una puñalada al corazón.