La verdadera desesperación.

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El último juicio, la luz que se encuentra terminando el trayecto y de la vida de la matanza escolar. La cúspide de la historia, en donde se decide el verdadero desenlace. Esperanza vs. Desesperación. aquí se termina todo. A poco de saber si la esperanza vive, o muere.

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— ¿Qué te parece? ¡Eso es todo lo que hay que saber sobre este caso! — sentenció Naegi, con su brazo elevado y apuntando hacia Monokuma.

Para terminar este juicio, y poder llegar a la verdad, la identidad de la mente maestra y saber qué ha ocurrido en todo este tiempo, Era necesario saber todo, y eso significaba revelar todas las incógnitas. Llegando hasta la verdadera identidad de Mukuro Ikusaba, quién era y cómo estaba infiltrada entre los 16 estudiantes, personificando a la Fashionista Definitiva, tomando su papel y haciéndose pasar por ella. Habían llegado a la verdad, quién fue y cómo murió.

Naegi explicó todo con lujo de detalles, desde el instante en donde todos la conocieron, presentándose como Junko Enoshima, con un maquillaje cargado, un traje que simulaba al que ella usaba, con una gran credibilidad. También tocó el momento en donde fue empalada con las Lanzas de Gungnir, en donde se veía totalmente confundida por la repentina acción de la mente maestra. Muriendo en frente de sus ojos, sin saber nada y siendo a ojos ciegos de a quién asesinaban de verdad. La segunda asesinada en esa vida de la matanza de la academia. Y llegando, hipotéticamente hasta qué había pasado y cómo llegó su cadáver al quinto piso. Para luego, explotar en mil pedazos cuando Fukawa intentó quitarle la máscara.

Todos estaban de acuerdo con ello, De uno en uno, empezaron a apresurar a Monokuma, que después de semejante explicación, dejó de hablar, adoptando una posición con la cabeza baja y sumisa.

En la sala parecía que salían chispas del clímax del momento, corazones latiendo tan fuerte en compás por la emoción de la situación, respiraciones profundas inhalando y exhalando con lentitud. Cada segundo, cada pulsación, cada latido, cada movimiento en ese instante, era tan importante, tan pesado, parecía tan dificultoso. Y se intensificaban con la reacción del oso de peluche, el cual era controlado por la Mente maestra.

— Ríndete, Junko enoshima. Se acabó. — a mano enguantada, Kirigiri señaló al peluche, diciendo para brindarle una advertencia.

Monokuma giró dando la espalda, suavemente habló la voz aguda a susurros. — ¿Qué se ha acabado? — exclamó, hizo una pequeña pausa, para retomar de nuevo con aquella risa que era un completo tormento. — Upu upupu... ¿De verdad creías que llegar hasta aquí, sería el final? — giró dando media vuelta, regresando al frente, sus manos estaban sobre las comisuras su boca, de repente, la tranquilidad se desvaneció, para soltar un sonoro ruido. — ¡Bueno, pues noooooo! ¡Sólo acabamos de empezar! — gritó, riendo ligeramente, el cual sonó con un eco en toda la sala de juicio.

Monokuma se alejó un poco de las barras de madera del tribunal, se puso de pie en el piso, la diferencia de sus vastos centímetros lo hacía ver algo indefenso, todo lo contrario a lo que en verdad era, El ojo izquierdo que actuaba como cámara que estaba cubierto por un trozo de cristal, con la forma perfecta para simular los extremos empezó emitiendo una fuerte luz de color rojo. Justo en ese mismo instante, una gran y espesa manta de humo cubrió toda la sala, impidiéndoles la vista a los sobrevivientes restantes, actuando como una cortina, que no dejaba ver nada de nada.

D-E-S-P-A-I-R.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora