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【 2 】 "BLEACHSHIT"

N.

Los jóvenes saltaban de un lado a otro, algunos drogados, otros tomados.  La música era alterada. Se miraban y burlaban, era una noche única y descontrolada, los hombres acudían a los gritos de las mujeres, unos las manoseaban y otros simplemente las miraban buscando ver algo más.

Fuera de eso, en la parte mas solitaria estaban tres grandes amigos; un hombre de color algo robusto, una mujer asiática de hermosos ojos esmeralda y un británico de vibrante cabellera azul. El último tapaba sus oídos con disgusto, la música a su parecer estaba demasiado fuerte (es un concierto, lol). La nipona y el afroamericano con la bebida en mano solo rieron y siguieron saltando.

—relajate.

Dijeron al unísono moviendo la cabeza como locos. Stuart bufó y de la nada sintió unos golpecitos en su brazo izquierdo, giró su cabeza y preguntó enojado "¿que se te ofrece?".

—Nena, te vi y mi corazón se enloqueció.

Stuart lo miró extrañado y se cruzó de piernas asustado.— Uhh, creo que se equivoco señor. Estoy seguro que soy hombre porque me llamo Stuart.

—Ahhh, ¿quieres bebé?

Sacudió una cerveza sonriendo provocativamente, el hombre de extraña apariencia acomodo su cabello y le guiño un ojo entregándole la sustancia corrosiva.

—Disfruta la música, no podrás vivir algo igual a esto Stella y hablo en serio hermosa.

Dijo casi gritando, el ruido del solo de guitarra no dejaba viajar sonido de sus voces, Stuart apartó la bebida totalmente disgustado. —Me llamo Stuart, bro.

El sujeto de grasosos cabellos negros puso su mano en el muslo de Stuart y apretó mordiendo sus labios, subiendo y bajando sus cejas, Stuart se enfadó y lo cacheteó completamente ruborizado.

—Qué... agresiva. Me gusta.
Le tomó la mano y dejó un pequeño papel, se despidió y se marchó casi cayendo, sonriendo recordando el hermoso cabello de "la chica" y su ¿desafinada voz?.

(...)

Luego de algunos minutos la música cesó, ya era hora de que tocará la banda "especial"de la noche. Y al comenzar la música ahí estaba él, tocando el bajo como un dios, no pudo evitar reír.

—Mi nombre es Stuart, no Stella.
Dijo ahora mirando el pequeño papel con un gran grupo de números, quizás llamaría para confirmarle que no era una damita...