Estaban delante de mí, esas grandes puertas amarillas. Mi madre presionó el timbre, unos segundos más tarde, un hombre con barba no muy espesa nos abrió la puerta
-Tu debes ser Mónica, pasad
Dudé bastante en entrar pero al final cedí, al pasar el ambiente era gélido, parecía casi inerte si fuese por el médico que nos abrió.
-Bueno, yo me llamo Sebastián, vas a estar aquí durante cierto tiempo pero no pasa nada, te lo pasarás bien, podrás hablar y jugar con los demás... aunque ahora no están...- No me gustó la sensación que me daba ese hombre, aunque pensar que podía hablar y jugar con otras personas me reconfortaba a pesar de que no me dijeron que no estaba permitido mostrar afecto hacia los demás...-Esta va a ser tu habitación, toooda para ti- Era ridículo que dijera eso, no podía dar más de cuatro pasos en ella!
-Nos dijeron que tragéramos ropa...
-Oh! Por supuesto aunque por normas tengo que ase... tengo que ver que ropa traes
Mi madre abrió la mochila mientras yo miraba fijamente a las cámaras de seguridad que habían por todas partes.
-Lo siento pero no puede llevar nada con cordones así que estos pantalones no se los puede quedar, lo mismo con las zapatillas, o te quedas con chanclas o con zapatillas sin cordones.
-Emmm prefiero zapatillas sin cordones- No pude evitar decirlo con una voz incluso demasiado tímida.
No me gustaba para nada ese sitio, estaba preocupada ya que sentía un escalofrío continuo recoriéndome la espalda.
-Aquí está el horario que tendrás que seguir cada día.- Como pudo decir una cosa así? Era ridículo que me enseñase un horario sin que hubiera ningún reloj!
Al cabo de un rato, Sebastián se marchó para que mi madre y yo nos pudiéramos despedir, tenía miedo, sentía un nudo muy grande en el estomago, aunque lo que más me preocupó fue la reacción de mi padre cuando supiera donde me habían metido.
-No te preocupes, todo irá bien...- De repente el móvil de mi madre sonó- Es el papa.
-¿¡Pero donde estáis!? ¿¡No se supone que deberíais estar en casa!?
-Estamos en el hospital, tenemos que dejar a la niña aquí
-¡Voy hacia allí, dime el sitio exacto YA!
Mi madre le dijo donde estábamos y mi padre vino, me comenzó a echar la bronca porque si yo estaba a punto de ser internada sería por mi culpa y todas las cosas que había hecho.
-Voy a llamar al Pau para que venga
-Yo voy a llamar a mi hermana
Cuando mi hermano llegó, Sebastián dijo que solo se podían estar dos personas de visita para una persona aunque para ese momento hizo una excepción, en aquel momento me cayó mejor.
Estuvimos un buen rato hablando, al rato mi tía con su marido llegaron y mi hermano junto mi padre salieron al pasillo para que no nos dijera nada Sebastián, estuvimos bromeando aunque mi tía se echó a llorar.
Al cabo de muchas risas y algunos llantos mis tíos y mi hermano se fueron del hospital, dejándonos solos a mis padre y a mí, seguimos despidiéndonos y yo ya quería en cierta manera que se marcharan pero lo alargábamos.
-Anda, seguís aquí, bueno ya ha llegado la cena y...- Justamente llamaron al timbre- Mira, así conocerás a una de tus compañeras.
Entró una chica con su madre, parecían muy unidas, deseaba poder estar tan bien con mis padres como lo estaba ella.
-¡Hola! Soy la madre de Rous, encantada de conoceros.
La chica me miró de refilón y me hizo un gesto con la cabeza a modo de saludo justo antes de entrar en su cuarto.
-Bueno Mónica, nos tenemos que ir pero no pasa nada...
-A..adiós...
-Bueno, ahora a cenar, voy a decirle a Rous que venga.
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UCA
RandomEsta historia narra las torturas y el sufrimiento interno de Mònica al ser internada como si estuviera loca.