Capítulo 14

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Cinco días, habían pasado cinco días.  Desde la noticia en él periódico, no es qué fuera tan grande él asunto pero si qué me sacó de sí. Las cosas se calmaron pero al principio fue algo desastroso, mi teléfono no paraba de sonar al parecer  todo él mundo se había interesado por saber sobre la relación de Alexander y mía. Cosa que me disgustaba mucho por los "cotillas" que podían llegar hacer. Recibí como veinte llamadas de mamá y después de repleantarme y ordenar mi loca cabeza decidí contestar y ponerla al día.

Alex me insistió en que lo mejor era ir a visitarla y contarle lo nuestro. No me sorprendí cuando vi como rápidamente se hecho al bolsillo a mi madre y a mi padrastro. Es qué a quién no compra éste hombre con su sonrisa encantadora y su manera mona y pija de ser. Mamá quedó encantada y más al ver que Ihan y Alex se llevaban bien. Preparamos una comida y después de charla, reír y ver como mi familia se encariñaba con mi novio, nos despedimos. Todo salió más que bien y me alegró de dejar a mamá más tranquila.

Me encontraba camino a casa, había recibido mi examen y voy muy satisfecha por mi rendimiento. Recordé todo lo estudiado y pude contestar todas las preguntas sintiéndome segura de las respuestas. Había quedado de cenar con Alex hoy y no podía estar más que feliz, en estos días no hemos podido estar juntos por muchas horas. He tenido mucho con los estudios, él trabajó y Alex está concentrado en un caso importante, y la verdad es que lo hecho mucho de menos. Tomo él tren a casa y mientras llega buscó mi celular para poner un poco de música, pero éste me interrumpe con una llamada. Era Alexander, la sonrisa no me cabe en la cara de enamorada que cargo.

—Hola guapo— respondo a la mar de contenta.

—Mi Reina, ¿Como te fue?

—Bien, amor mejor de lo qué esperaba— respondo con honestidad.
Escucho una risita del otro lado de la línea.

—Vez!! Mi novia es muy inteligente. Debemos celebrar.

Sonrió aún más
"Mierda me duelen las mejillas".

—Mmm! Qué tiene en mente Sr. James.— Digo con voz seductora. No me vendría mal una porción de mi hombre engreído, romántico, y salvaje.

—Te recojo a las siete, no te molestes en llevar ropa interior. No te durará mucho— Su voz es ronca y seductora, acaba de ponerme los pelos de punta.
—No tengo problema con eso. Nos vemos a las siete.—Le respondo con todo él entusiamos que siento.

—Hasta entonces nena.

Cuelgo y me colocó los auriculares para escuchar un poco de música en lo que llegó a casa. Inmediatamente "Ed Sheeran" inunda mi oídos y suspiro del placer. El camino se hace cortó, llego y subo rápidamente tengo ganas de un baño de por lo menos una hora. Tengo él estrés de estos días acumulado en todo mi cuerpo, dejo mi bolso en él sofá y entró directo a la cocina por una botella de vino, la verdad es que lo necesito. Lo primero que salta a mi vista es Liah quién está sentada en uno de los taburetes.  Está perdida entre tantos libros de medicina que siento pena por ella la verdad, levanta la vista y me da una  sonrisa que no le llega a los ojos ojerosos que tiene. Se le ve muy mal la verdad, estos días le están dando con todo.

—¡Te ves falta nena!— Le digo mientras cojo una botella del refrigerador y la destapó.

—¡Vaya! Que sinceridad, pero ¿qué creés? Ya lo sabía —

Lleno dos copas y le paso una.

—¡Ey! Tranquila que no es para qué me ladres.— Tomo asiento en unos de los taburetes que están a su lado, mientras que mi pobre amiga suspira pesadamente.

—Lo siento, Roo toda está mierda me tiene estresada.—

—No lo había notado.—Notese mi sarcasmo. —Entiendo Liii, pero sabés que no es fácil y que éste es él comienzo, pero es tu sueño y todo valdrá la vena.— la miro mientras le doy un largo trago a mi vino, en serio que lo necesitaba.

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