Capitulo 02:

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Desperté como todos los días a las siete treinta, debía estar en la empresa a las nueve, por ello tenía tiempo. Estaba algo cansada debido a que bailé mucho anoche, pero aún así me levanté.

Me duché y busqué la ropa que me pondría. Un vestido blanco con algunos detalles en negro, ceñido al cuerpo y un blazer negro por encima, zapatos con el tacón número diez color negro. El cabello me lo amarre en una coleta alta, me maquille un poco y listo.

Tomé mi bolso, un libro y alimente a Marron, mi gatita, que irónicamente era blanca, pero el nombre lo saqué de un personaje de anime, así que está bien.

- Que tenga un excelente día, señorita Elizabeth - saludo Daniel, el portero apenas me vió.

- Le deseo lo mismo, Daniel - sonreí y me dirigí al estacionamiento subterráneo.

Subí a mi auto, un BMW A4 color gris, tras ponerme el cinturón prendí la radio, una música de dos cantantes famosas por aquí fue lo que empezó a sonar, sonreí poniéndome en marcha.

Canté unas cuantas canciones más hasta llegar al café que solía venir siempre a desayunar, aparque apagando la radio y bajé.

Me senté en una de las mesas cerca de la ventana, el lugar estaba con pocas personas y era increíblemente agradable. Las paredes eran de un rojo casi granate, tenía cuadros con frases de una u otra banda ocasional del país, como Charlie Brown Jr. o Mamonas Assassinas, según tengo entendido fueron grupos que marcaron época por aquí y aún eran conocidos y admirados.

Los sillones cerca de las paredes o ventanas eran acolchonados de color crema, las sillas que estaban al centro eran de igual color. Las luminarias que colgaban del techo eran blancas, y como tenían ventanales grandes a pesar del color oscuro el lugar era bien iluminado, la música ambiental era una de Passenger, Let Her Go, daba aún más tranquilidad a todo.

- Buen día, Elizabeth, ¿lo mismo de siempre? - sonrió Eduardo, era el que tomaba mi pedido desde el primer día que llegué aquí, creo que hasta lo hace de propósito porque más de una vez lo vi atendiendo otra mesa pero en cuanto llegaba yo, le pasaba el mando a otro.

- Buen día, Edu - me había insistido en que lo llamara así - ya lo sabes - le sonreí y antes de marcharse me guiñó un ojo, negué aún sonriendo, era un chico muy lindo y hasta tiene parecido con alguien, pero no me viene con quién.

Me centré en mi libro por unos minutos hasta que llegó nuevamente con mi pedido. Siempre ordeno un Latte acompañado de un Muffin de chocolate.

- Bon apetit - sonrió y le correspondí. Tenía una sonrisa muy bonita, del tipo: "cuando iba a preparatoria era el terror de todas", el cabello castaño claro, recogido en una media coleta, ojos verdes muy brillantes, facciones bien marcadas, brazos musculosos, y cabe destacar, un excelente trasero.

De aquí a mi trabajo eran sólo diez minutos, aunque con mi manera de manejar tardaba cinco. Tenía aún treinta y cinco minutos libres.

Me dediqué a leer el libro El General en su laberinto de Gabriel García Márquez, me lo recomendaron pero nunca recordaba el nombre cada que compraba libros, hasta que ayer pasé por la librería y lo vi en la vitrina, es raro encontrar libros de este escritor aquí, pero aún así lo hallé.

Era entretenido pero no me lograba concentrar del todo porque el ruido emitido por mi celular al recibir tantos mensajes de seguido. Gruñi frustrada y lo tomé del bolso dispuesta a ponerlo en silencio.

Bruno Fragoso:

Elizabeth, te necesito aquí más temprano, por favor, ¿recuerdas al Sr. Parker? Bueno, adelantó su vuelo y dijo que su traductor no puede acompañarlo, ¡es urgente!

La Rompe Corazones © (+16)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora